Entrevista Paloma Sánchez-Garnica – La sospecha de Sofía
YO CREO QUE LA LITERATURA TIENE QUE SER UN APRENDIZAJE DE TOLERANCIA
En todas las ocasiones que he entrevistado a Paloma Sánchez-Garnica siempre me ha despertado la inquietud de reflexionar sobre condiciones humanas a través de sus personajes enmarcados en diferentes contextos históricos. Con su última novela, «La sospecha de Sofía» no ha sido menos esa consecuencia de su lectura y las charlas que la autora y yo hemos tenido, y en esta ocasión ella me hacía pensar en si realmente es más importante la libertad que la igualdad, o viceversa. Conclusiones que podemos sacar de sus protagonistas que viajan a través de Madrid, la revolucionaria París del 68 y la división de las Alemanias por el muro de Berlín. Así lo habló también con nosotros.
P: Tus protagonistas siempre son mujeres valiosas que tienen que perder su identidad y su esencia por la época en la que les ha tocado vivir
Paloma Sánchez-Garnica: Sofía es un arquetipo de la época. Estamos hablando del año 68 y es una mujer aplastada por el rol de Madrid de esposa, una mujer anulada como persona, brillante y con talento, una licenciada en química que ha tenido que renunciar en pro de ese rol de madre y esposa, a su pasión que es la ciencia y la investigación. Tiene un marido que creo que se aman pero lo que pasa es que él es también una víctima de esa sociedad castradora que les educa a los hombres en esa posición de dominante, y le falta la generosidad para dejarla brillar porque él teme que dejándola ser y dejándola explosionar ese talento que tiene, le puede ensombrecer a él. Y es la base del machismo, esa sensación de no dejarles volar y no dejarles ser independientes porque entonces ellos quedarían por detrás. Es la sensación que él tiene. En el libro tiene que haber un giro, ese viaje que hace en busca de su propia identidad va a cambiar de tal manera que a su vuelta le cambia a Sofía totalmente su vida, le cambia la vida a él y a Sofía también.
P: ¿Por qué decidiste el contexto histórico de esos años de la revolución del 68 y la Alemania dividida en dos para «La sospecha de Sofía»?
Paloma Sánchez-Garnica: La época me interesaba porque yo escribo para aprender y esa época yo la he vivido. He sido parte de esa época porque nací en el 62, y por lo tanto esos años 60, 70 y 80 los viví desde un punto de vista de niña, adolescente y primera juventud, me apetecía entrar en esa época de la mano de unos personajes con una historia. Hablando del 68 enseguida se me presentó París, ese París que me apetecía profundizar más de lo que sabemos, de las causas y las consecuencias que tuvo esa revolución durante ese mes, pero también como me apetecía salir de ese Madrid confortable que he tenido con otras novelas pensé que Berlín, esa ciudad con esas anomalías que supone el muro que dejó separados de la noche a la mañana a familias, amores, amigos y a gente sin trabajo, incluso sin casa porque se levantó un muro delante de sus narices que condicionó a una parte, la de la RDA que condicionó a todos sus habitantes durante más de 28 años, vigilados y sometidos de esa vigilancia y pesadilla kafkiana que fue la Stasi, pues me parecía un buen escenario para hacer pasear a mis personajes. De todas formas no es lo que yo elija, es la elección de mis personajes que fueron metiéndose en este suspense y en esta intriga, en este tema de espionaje que a mi me daba mucho respeto pero que me dejé llevar al final porque me resistía. Me resistí porque lo que no conozco me da apuro entrar, pero sin embargo los personajes me empujaron con su historia y al final me lo pasé muy bien, me fascinó y ahí están.
P: El final además da lugar a pensar «¿qué hubiésemos hecho?»
Paloma Sánchez-Garnica: Yo creo que la literatura tiene que ser un aprendizaje de tolerancia básicamente. Porque te obliga como lector a ponerte en la piel del personaje, del bueno, del malo o del regular porque ninguno somos ni muy buenos ni muy malos, siempre tenemos grises, claroscuros y tomamos decisiones dependiendo de las circunstancias que nos rodean. No es lo mismo hablar desde una posición en la que estamos ahora, que tenemos unas leyes y una conciencia social que nos determinan en una manera y en una forma de pensar que hace 50 o 100 años que las leyes, las costumbres y la sociedad eran otras. Por tanto, había que ser muy valiente para tomar esas decisiones y actuar de una manera u otra. La lectura en cualquier novela nos obliga a no juzgar sobre todo, y a ser tolerantes. Es la base para mi de la literatura, te da criterio, opinión y la capacidad de ser libre pero sobre todo ser tolerante.
P: Te tiene aún que sobrecoger que recién sacada la novela ya vas por una tercera edición
Paloma Sánchez-Garnica: A mi me da vértigo pero esta novela la estoy celebrando desde prácticamente que la empecé a escribir. Mi trayectoria literaria ha sido muy despacito, muy poco a poco, lector a lector. A cada novela he ido acumulando lectores y no he tenido grandes bombazos, pero en ésta está todo como funcionando muy bien. Es una novela muy especial, que llegó en un momento muy especial de mi vida, es una novela que sus personajes, la historia y el proceso creativo me ayudó a superar y a asimilar un momento un poco complicado de mi vida, que cuando encontré esta historia me salió como un tiro. Es una novela que tiene una banda sonora que me regaló mi hijo, y que además está llegando a los lectores y está teniendo un recibimiento que no sólo es que gusta, si no que emociona, conmueve y remueve y eso es lo que a mi me preocupa básicamente. Todo esto es como una onda expansiva que por un lado estoy entusiasmada y con los pies muy firmes en el suelo, porque es lo que tiene ir subiendo de escalón a escalón, pero lo estoy disfrutando muchísimo. Me recuerda mucho al disfrute que tuve con la primera novela, que era muy consciente que todo era un regalo y que no había ambicionado nunca nada, y ahora estoy igual. Estoy centrada en disfrutarlo, estoy exultante que me lo dice la gente que me rodea y estoy muy contenta.
P: Te me has adelantado, vaya regalazo que te ha hecho tu hijo con la banda sonora
Paloma Sánchez-Garnica: Él es piloto de aviación, no tiene nada que ver con la música. No ha estudiado música pero le gusta mucho la música. Hace dos años, en diciembre se compró un piano y me dijo «te voy a regalar una banda sonora», porque sabía que estaba escribiendo esta historia. Él no sabía de qué iba la historia, simplemente le decía algunas pinceladas, todo muy genérico y ha sabido captar la esencia de la historia. En esta tercera edición porque el tema de la banda sonora aparece al final en los agradecimientos, y muchos lectores me han dicho que les ha dado mucha pena no saber de esta banda sonora al principio para escucharla mientras leían. Lo que ha hecho la editorial es que en la tercera edición va a aparecer al principio porque está en youtube, en spotify y en Itunes, y en todas las plataformas musicales de internet, y es que es un regalo para los sentidos. Es una preciosidad.
P: Y entre otras curiosidades de «La sospecha de Sofía» es que van a saber de donde proviene la canción «Libre» de Nino Bravo
Paloma Sánchez-Garnica: Soy de una generación que he cantado esta canción desde que tengo uso de razón y a pleno pulmón, además. Buscando documentación me encontré esta canción, y que letra fue compuesta por Armenteros y Herrero para Nino Bravo en homenaje al primer muerto que intentó saltar el muro. No el primero que intentó pasar la frontera como otros muertos antes que él. Este chico era Peter Fechter, un chaval de 18 años que era albañil que el 13 de agosto de 1961, él estaba en el este y su hermana se quedó en el lado occidental de Berlín y el 18 de agosto de 1962, un año después, decidió junto con un amigo correr por la zona de seguridad que estaba entorno a unos 50/60 metros en aquella época, llegaron al muro, el muro de primera generación no el que hemos conocido últimamente que tenía casi 4 metros, el amigo consiguió saltar pero a él lo hirieron justo en el momento que estaba a punto de conseguirlo, cayó en el lado este y durante 55 minutos estuvo clamando ayuda solo, tirado en el suelo, desangrándose a la vista de los policías que no podían acceder a ayudarlo porque no tenían autorización para entrar en esa zona de seguridad, y a la zona de la vista también de los occidentales que estaban al otro lado del muro que lo podían ver pero estaban en la zona americana y en el sector americano, y dijeron que de ninguna manera podían pasar al muro porque podían tener un conflicto diplomático. Después de esos 55 minutos, cuando le fueron a rescatar estaba muerto y hay fotos. Es la base de la historia de esta novela.
Doy fe de esos pies en el suelo que esta escritora ha tenido en estos años de andadura literaria, y a la vez no ha perdido nunca esa sonrisa inigualable de ilusión cuando nota que su trabajo ha llegado y ha emocionado a tantos lectores. La tercera edición está ya en marcha con el aliciente de esa magnífica banda sonora que le ha regalado su hijo, y que crea la atmósfera necesaria para disfrutar aún más de todas las sensaciones de «La sospecha de Sofía». Toca recoger los frutos de esta novela, y que cuando las musas se lo pidan esté tranquila en su casa de Marbella para adentrarse en una nueva historia, que por supuesto nos encantará transmitirles.
Si queréis escuchar la entrevista con Paloma Sánchez-Garnica, sólo tenéis que pinchar en este enlace:
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