LA VERDADERA CONVERSACIÓN

Ayer fui testigo en la Escuela de Arte Dramático del gran resultado que supone un esfuerzo y trabajo continuo, y verdaderamente en equipo para contar un musical diferente, para volver a recuperar lo que el valor del teatro debería dar siempre en escena hacia la reflexión, y con una dirección musical excelente bajo la dirección de Carmen Vidal, que la coloca como una de las mejores baluartes de las que podemos presumir en Málaga.

Yo no conocía este musical, pero «Despertar de la primavera» habla de los muchos silencios que nos han querido imponer en todas las épocas, es como el actual «da igual cuando leas esto». Puedo poner el símil del «ver, oír y callar», «cuando seas mayor, lo entenderás» o «de esos temas no se hablan en la mesa», busquen y comparen, y seguro que encontrarán su referencia. En este proyecto fin de carrera, liderado por Jose Neva, se resalta las consecuencias de esa manera de educar en adolescentes que están encontrando su propia primavera, ese despertar sexual y las ganas de conocer y preguntar, en definitiva sentir.

Hay una tendencia que está volviendo muy peligrosa a callarse, a no manifestar lo que a uno le va naciendo por dentro y que esos tabús formen parte de nuestra vida. Lo único que se consigue con eso, no es aislar el problema o proteger, si no acrecentar más la curiosidad, oponerse frontalmente y aumentar la baja autoestima. Todo ello forma un cóctel en el que se da explicación a muchas carencias que sufren la que para mi es la peor edad, si uno no tiene unas bases solidas de conocimiento, amor propio y espíritu crítico como es la adolescencia.

Todo esto te lo plantea «Despertar de la primavera», enmarcada en otros años más atrás pero que bien te lo podría contar mañana. Goza de mucha actualidad. La adaptación de los diálogos y las canciones está muy currada para que, precisamente, estimule a jóvenes que puedan ir entendiendo qué les pasa en su cerebro, en su corazón y en todo su cuerpo. Esa capacidad de empatía que tiene que ser más visible en estas edades, y a la que muchas veces no se le da la importancia suficiente con desastrosos resultados.

Y que también estén alerta ante mensajes represivos, no sólo de la propia familia y ese autoritarismo unido a tradicionalismos absurdos, si no también a la religión, y esa educación religiosa que se plasma en canciones en las que podemos escuchar que «lo único que importa es que tu Biblia esté presente», y otras afirmaciones que estoy segura que se conocen del ideario común del público.

Me quería fijar mucho en las miradas de esta nueva generación que quiero que me sorprendan y emocionen desde el patio de butacas. Ante todo, quiero destacar la difícil labor que han hecho interpretando con mascarillas, yo lo he sufrido viéndoles, especialmente en escenas en las que hay que tocar, como procede en estos años de querer descubrir, y por ellos hay que hacer un ejercicio constante de mentalización porque es sumamente complicado el papel que hacen con una mascarilla puesta. Bravo chicos.

Las voces están muy bien compactadas, han ido de menos a más en la función y era un gustazo verles disfrutar en cada escena, especialmente en algunos puntos álgidos del espectáculo. Enhorabuena a Lisa Kunze, Jonathan San Martín, Alba Hernáez, Roberto Aragón y María Gazares, pero mi debilidad teatrera hace que destaque lo que he disfrutado con Nico Capasso. El día que suelte esos hilos de marioneta que aún le sostienen, y deje que todo fluya con su verdad, se va a comer todos los personajes que quiera afrontar. Tiene actitud, fuerza y carisma. Espero con gusto poder verle sin mascarilla. Me ha encantado su Melchior extremista que no cree absolutamente en nada y que solo quiere leer y aprender. Su momentazo con Desdémona, me lo quedo gratamente para mi archivo del recuerdo.

Carmen Vidal ha hecho un trabajo de oro que me ha permitido poder entender aún más las escenas a medida que los instrumentos iban copando protagonismo en los temas. Especialmente mi alma se ha acelerado con una percusión que marcaba los momentos más de opresión, esa sensibilidad romántica del violín y ese piano que me hace saber qué está ahí con todo el amor que le ha dedicado a este montaje que es como sólo ella sabe hacer las cosas.

La verdadera conversación es la que se debe tener para educar a jóvenes libres y que no tengan vergüenza ninguna de expresarse, de querer tocar, de querer decir que quieren tocar a alguien a quién desean o aman, educarles para que no se sientan solos y aislados, que no cometen pecados y que no hay que aspirar a lo que nos impongan, si no a las metas y sueños propios. En este musical los adolescentes nos despiertan, no tienen corrupción moral, no quieren pertenecer a una despreciable y burguesa sociedad, solo quieren construir un mundo diferente y mejor. Y que les dejemos ser felices.

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter