LA VICTORIA DEL INGENIO Y DE LA IMAGINACIÓN

No sé si me ha hecho más feliz disfrutar de nuevo en el Corral de Comedias, disfrutar de las mejores risas que siempre he tenido con Pepe Viyuela, y además en el Corral de Comedias, o haber descubierto un portento artístico como es Sara Águeda en el Corral de Comedias. Y he de decir, que en estos momentos únicos que tiene el teatro de descubrir el desarrollo que una tiene interiormente de lo que ha recibido, eso ha sido la base pero no el cúlmen de lo que me ha hecho sentir tan bien, porque verdaderamente ha sido el haber recuperado este noble arte desde la raíz. Utilizando palabra, música y elementos de utillería que sirven para contar las distintas venganzas que son sendas de perfección de Onofre Caballero. El guitón.

Voy aprendiendo cada vez más de la vanguardia y mi raciocinio está evolucionando a esa moda actual de expresar en contextos, y con otros elementos que no sean un texto interpretado y cantado desde lo profundo del clásico. Pero encontrándome con propuestas que relajan tanto mi mente y despiertan mi imaginación como ha sido este montaje protagonizado por Pepe Viyuela y Sara Águeda, pues me cercioro que es particularmente lo que más me apasiona, me hace pensar y no tengo que hacer un esfuerzo titánico según el criterio de lo que he presenciado desde el patio de butacas.

Aquí, Pepe Viyuela ha sido el payaso que siempre me ha ofrecido de los mejores momentos de mi vida. Aportando sus características de clown, ese «espera espera» que al subirse a esa escalera infame me ha recordado a mis carcajadas de infancia con él, una silla y el periódico, pues ha ido narrando, además, con ese amor por lo que comunica, más su interpretación, más la suma tan apoteósica con el talento de Sara Águeda, y nos ha permitido conocer los vericuetos de Guitón Onofre de una manera sencilla, ágil y con mucho mucho humor que me hacía falta, para quedarme con una increíble sonrisa que no se me quita mientras le doy al teclado de esta crítica.

La escenografía es un gran acierto para el divertimento del público y le permite también a Pepe Viyuela improvisar jugando con ella. La adaptación de las diferentes historias llega de manera clara y certera al público, y con unas transiciones bien cuidadas gracias a ese ritmo que no cesa con la música en directo de Sara Águeda, o también cantando que es una auténtica delicia escucharla para ponerte en el contexto y con ese sabor clásico de cuento para escuchar la siguiente desventura.

El teatro puede combinar toda la actualidad con un simbolismo ambigüo y la búsqueda de nuevos lenguajes, pero sin perder ese valor de la palabra y del ingenio en esos cuentos que nos transportaban a donde queríamos gracias a los autores que sabían despertar esa imaginación del teatro clásico, que divierte y hace que se ensalce su valor. Ésta es una gran opción y fórmula para que muchas personas, de diferentes edades, sientan amor por esta disciplina. Ojalá logremos quitar el polvo de esos libros para contar estas historias amenas, a veces penosas e incluso repugnantes. Todas con las que los pícaros nos quieran ilustrar.

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