UN TEATRO QUE VENCE EXPECTATIVAS

Cuando en una previa se me presenta un teatro que va a tener un giro dramático que lo cambia todo, siempre me mantengo expectante a ver cómo se puede jugar esa baza. Principalmente porque si el giro no convence, se echa por tierra todo el trabajo realizado para el mismo y porque, previsiblemente, pensamos que es una vuelta de tuerca extrema que mágicamente pone todas las piezas en orden de una función.

«Invencible» ha podido cambiarme de esta premisa al plantear una trama que dispara continuos cambios, a medida que van progresando las escenas, y en la que verdaderamente el arco de los personajes se modifica radicalmente desde que comienza la obra hasta el final. Maribel Verdú (Emilia) y Jorge Bosch (Julio) son una pareja que tiene la necesidad de ir a vivir a un barrio más económico pero sin renunciar a sus creencias y valores, sobre todo en el caso de ella, Pilar Castro (Laura) y Jorge Calvo (Pablo) son un matrimonio que viven cerca de ellos y que pertenecen a una clase social más humilde. Ambos, cada uno con su propia idiosincrasia se reúnen de cena para pasar un rato agradable pero en donde se ponen de manifiesto, esos propios condicionantes que forman parte de la personalidad de cada personaje.

Es interesante ese juego porque no es sólo las propias características de los protagonistas. Las manías de limpieza y de necesidad propia de decir siempre la verdad, de la forma que sea, de Emilia, el ser juez de todo e intentar siempre ser el apaciguador de ánimos de Julio, la claridad tan campechana y directa de Laura o la simpatía más un punto de simplicidad de Pablo. Como decía, no es sólo juntar estas mentes tan distintas, sino lo que las propias parejas representan, y no sólo lo digo por la clase social, aquí aparece un modelo de vida más tranquilo y con una intención muy acuciada de cumplir siempre una moral frente a actuar de corazón y darle a las cosas un valor más insignificante del que tienen. Esos polos opuestos, a veces se atraen, otras se repelen y, en definitiva, «Invencible» funciona porque eres partícipe y consciente de ello.

Se reconocen esos comportamientos, te ríes con las partes más extremas y el pellizco ese sensacional de saber que te estás riendo de algo en lo que, luego, vas a reflexionar porqué lo hiciste. Los cuatro actores son increíbles y han sabido juiciosamente escoger unas parejas dramáticas perfectas donde todo se complementa. Maribel Verdú es odiosa, es ese Sheldon Cooper de «The Big Bang Theory» que quiere aprender a tener empatía hacia los demás pero, al mismo tiempo, tiene una necesidad sobrehumana de decir lo que piensa y de la forma más inoportuna posible. Jorge Bosch sigue siendo uno de mis fijos del teatro. Le he visto brillar en muchas obras y aquí cumple la frase de «menos es más». Jorge Calvo tenía, a priori, la parte más fácil para llegar a esa comedia que el espectador necesita pero, además, le da un toque dramático muy sensible que le permite ser un gran artista de ambos terrenos. Me dejo al final a Pilar Castro, porque nuevamente sabe ganar mi corazón. Creo que desprende tanto amor por Laura que es imposible no quererla. Bravo por esa naturalidad tan increíble que desprende en sus diálogos y movimientos. Es una pura delicia verla interpretar con esa fuerza y esa pasión hacia lo que se propone.

Si el germen de «Invencible» fue descubrir esta pieza en Londres para enamorarse, de tal manera, que deciden hacerla en España, hay que dar las gracias por ese buen ojo, porque el toque de Daniel Veronese más este gran reparto logra un resultado que vence cualquier expectativa. Al igual que como se manifiesta en la obra, todo el mundo tiene sus inquietudes propias por las que se apasiona y no debemos ser nadie para cuestionarlas, pero también refleja lo mucho que necesitamos relacionarnos y compartir nuestros momentos de dolor, porque seas del estatus que sea, se sufre de la misma manera. Se trata de mirarnos a nosotros mismos y valorar donde estamos, sin que eso pueda perjudicar a los demás. Un teatro que nos mira de frente para criticar nuestros constantes errores y que me hizo recordar la frase de Sun Tzu, «hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la debilidad del adversario significa conocer a los demás». Gracias a todo este equipo, por dejarme conocer tanto a estos personajes y su invencibilidad.

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