QUÉ PASARÍA SI A QUIÉN QUIERO ESTÁ EN PELIGRO Y NO ME DOY CUENTA

El cine puede jugar con diferentes códigos. Los directores a través del guión pueden hacerlos más suyos eligiendo el estilo por el quiere que transcurra la historia que pretenden escenificar.

Digo esta obviedad porque en el texto de Claudia Pinto, esta premisa es muy importante. Ella ha querido que los silencios y un desarrollo más pausado en la transición de escenas, beneficie a esa escala de secretos y misterios que vamos descubriendo de la familia protagonista de «Las consecuencias», y esa tensión el espectador la lleve con un ritmo muy calmado.

Ello conlleva que haya mucho público que disfrute de esta manera. En mi caso, debo decir que me hizo falta más acción, que se me hacía muy larga la espera de descubrir porque cada miembro de la familia se quiere pero esconden siempre algo, y se nota que en algún momento va a estallar todo como la lava de un volcán, pero ese interés a mi se me desvanecía en cuanto el paisaje o las miradas cobraban más protagonismo que encajar las piezas estructurales de los personajes.

Tráiler – Las Consecuencias

Esa atmósfera era un personaje más como nos han desvelado en la rueda de prensa, que ha sido de gran ayuda estar en ella para llegar a una comprensión mejor del origen de contar la historia mediante preguntas y no certezas. El espectador tiene que estar preparado a un entendimiento libre donde cada uno sacará las conclusiones de lo que visto y percibido. Personalmente no opto por esta opción, o no es lo preferible para mi. Siempre he sido de los realizadores que se mojan, y no digo de los temas más importantes que subyacen de esta película, si no que me atrae mucha más cuando el director quiere posicionarse sobre el tema que quiera tratar en sus escenas.

Juana Acosta va a tener también que comprobar porqué se atrapa tanto en personajes que tienen que ver con acantilados, recuerdo que la última vez que la entrevistamos el título del film era así, y en «Las consecuencias» está plagados de ellos. Pero mejor como ellos quedarse en el borde sin asomarse, vaya a ser que tengamos sorpresas inesperadas.

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