Entrevista Pablo Remón – Los Mariachis

¿QUIÉNES ÉRAMOS NOSOTROS COMO SOCIEDAD ANTES DE CONVERTIRNOS EN LO QUE SOMOS AHORA?

Un pueblo despoblado en plena meseta castellana, en esa tierra de nadie que se ha llamado «la España vacía». En ese territorio mítico, se encuentran varios hombres: algunos que huyeron de la crisis económica, otros que la provocaron. Entre ellos, un político corrupto y desahuciado, al que van a juzgar, y que tiene un momento de iluminación: san Pascual Bailón, el patrón de su pueblo, se le aparece y le pide que le saque en procesión. Ante esta premisa donde atisbamos muchos de los recuerdos del imaginario de Pablo Remón le sumamos la acepción de «mariachis» que estoy convencida que muchos como yo, no la conocían. Todo ello nos lo explica en esta entrevista.

P: Explícanos qué son los mariachis en términos financieros

Pablo Remón: Me llamó mucho la atención la acepción que es que en la jerga financiera cuando se monta una SICAV para pagar menos impuestos, pues muchas veces se trampea y hay alguien que quiere, digamos, pagar menos impuestos y a partir de ahí, lo que ocurre es que los que están alrededor que son un poco comparsas, que están puestos para tapar un poco porque para montar una SICAV al parecer tiene que ser de 100 personas, pues se llaman «Los Mariachis», porque están como acompañando pero realmente son como «hombres de paja». Y me interesó mucho esa acepción, me resultó muy curiosa y sí fue uno de los principios de la obra.

P: Nos encontramos a cuatro personas que como a ti te gusta decir, son gente buena en circunstancias difíciles.

Pablo Remón: La obra sale de ese impulso, de contraponer dos cosas. Por un lado todo este mundo que hemos conocido tanto últimamente de la corrupción, los políticos corruptos, juicios y todo esto que suena tanto últimamente y ponerlo eso de lado con la España vaciada. Es decir, probablemente esa construcción de la meseta, de la España que se ha quedado despoblada muchas veces me daba la sensación de que hemos pasado en muy poco tiempo de un modelo donde, digamos, todavía vivíamos casi en una sociedad medio agraria antes de los 60 a de repente la cultura del pelotazo de finales de los 90. Me pareció que era como un contraste potente para hablar de varias cosas.

P: Hay mucho simbolismo en esta función

Pablo Remón: Es una obra con un punto muy cinematográfico, también muy teatral pero muy cinematográfico. Con mucho trabajo de la imagen, de la iconografía que tenemos de la meseta, de esa España vacía, esos espacios llanos, amarillos, quemados por el sol y la historia es una político que vuelve para purgar sus pecados, vuelve a hacer una especie de peregrinación a su pueblo natal, que es un pueblo de la España vaciada.

P: Lo que haces es hacer ver al público en qué tipo de circunstancias nos hemos movido como sociedad en este tiempo

Pablo Remón: El protagonista es un político corrupto al que se le va a juzgar por corrupción, que está con varios juicios abiertos etc. Y digamos que el detonante de la historia es que este político en un momento de crisis, pues tiene un accidente y se le aparece el santo de su pueblo que es San Pascual Bailón, y le pide que vuelva al pueblo a sacarle en procesión que es algo que lleva treinta años sin hacer, pero que hacía de niño esas procesiones, que yo he conocido y que seguro que muchos también de los pueblos y que siguen estando. Y era una especie de volver a quienes éramos, este político se plantea quién era yo antes de todo esto y es una forma también de decir, ¿quiénes éramos nosotros como sociedad antes de convertirnos en lo que somos ahora?, sin idealizarlo tampoco pero sí buscar ese contraste. Es una especie de espejo deformado. La obra tiene mucho de farsa, es una comedia muy loca. Es una tragedia también. Una tragicomedia pero tiene ese especie de espejo deformado, de esperpento y sí tiene mucho de todo eso.

P: Al público le gustó mucho cuando estuvisteis en la sala Negra y que alegría que la hayáis podido retomar

Pablo Remón: Es algo que yo tenía muchas ganas de hacer. Estamos muy felices de poder hacerla en el Teatro de la Abadía, que además es un espacio maravilloso que le va muy bien a la madre, y tenía ganas porque creo que es una obra que sigue muy vigente. Y que cada vez estamos viviendo, estamos con esos temas permanentemente, cada vez más, con mucha crispación, con una crispación política tremenda, con unos extremismos muy bestias y yo creo que en fin da la sensación que estamos, de alguna manera, un poco en esa España de la Guerra Civil a veces. Y parece que no hemos pasado ese trauma del todo, creo que en la obra se habla un poco de eso, y se dice que da la sensación a veces de que hay un rumor de fondo permanente que es la guerra tremenda, o esa idea de bandos que viene desde mucho antes de la guerra y eso son las dos Españas, que es algo de lo que se ha escrito tanto que yo creo que sigue siendo y estando muy presente y lo vemos cada día.

P: Próximamente te llamaré seguro para esto que comentas porque os va a dar inspiración para más obras

Pablo Remón: Desde luego estamos viviendo unos años en la política y en la sociedad muy dramáticos y muy extremos. El teatro, a veces, recoge y refleja esos extremismos. A veces creo que es interesante ver un poco deformado algunas cosas para coger más distancia con cosas que están pasando. Vivimos muy en la actualidad y en el presente, en las noticias del día a día, y quizás el teatro es el sitio donde poner un poco de distancia sobre lo que vemos.

«Los mariachis» tendrán funciones hasta el 11 de julio en la sala José Luis Alonso del Teatro de la Abadía con Israel Elejalde, Luis Bermejo, Francisco Reyes y Emilio Tomé. Es una peregrinación y una vuelta al origen, una comedia negra sobre cuatro hombres perdidos. La meseta como espacio físico, pero también mental. Ese espejo deformado necesario de Pablo Remón que no deben perderse.