LA FOTOGRAFÍA DEL FESTIVAL

Crónica realizada por Ana Sonia Macías Martín y Natalia Eseverri Cobos

Si hay algo que le tenemos que reconocer este año a la vigésima edición del Festival de Cine en español de Málaga, es que precisamente ese nuevo rumbo en su denominación ha funcionado. O al menos, se han dado unos primeros pasos interesantes de cara a enriquecer las historias y las posibilidades de creación de este evento.

Muchos pensábamos que la nueva idea de ratificar este certamen como un evento internacional que albergara películas de Hispanoamérica en conjunto con las nacionales, no iba a funcionar del todo. Pero los acontecimientos son los que van poniendo en su lugar a las realidades que se van probando y la aceptación por parte de público y crítica ha sido más que satisfactoria.

Ya en los documentales y en esa sección de territorio latinoamericano siempre veíamos esos nuevos lenguajes diferentes y que marcaban esas formas diferentes de ver el cine, pues esa circunstancia se ha trasladado a la sección oficial, con opciones variadas de diferentes países y con actores que nos han sorprendido gratamente. La apuesta de abrir puertas se antoja interesante a nivel de calidad y económico para el Festival y seguiremos descubriendo qué objetivos se van a conseguir en estos años venideros.

Con respecto a la evolución que ha podido dar este evento referencia del cine español, nos hemos encontrado una organización en la que, aún con los problemas por las diferencias en las acreditaciones (sobre todo en la alfombra roja donde tenemos más dificultades), hemos estado más satisfechos por el orden a la ahora de aceptar a diferentes medios. He podido ver preferencialmente a compañeros que cubrimos todo lo que podemos y que justificamos todos estos días de duermevela, intentando ofrecer a nuestro público, la mejor información cultural posible. Eso beneficia nuestra calidad y nos posiciona más adecuadamente de cara a situarnos en un grupo fructífero de trabajo.

Entrando en el meollo, desde “El arcón de Natalia” estamos más que satisfechos con el palmarés del jurado de esta 20 edición. Han sido justos con las películas más emotivas y arriesgadas de las presentadas en sección oficial, ofreciendo las justificaciones lógicas de películas que este año han ido a cuestionar emociones vitales o a saber hacernos reír a nosotros mismos de una forma muy inteligente. Ha sido un año que me ha recordado al que ganó “10.000 km”, apostando por este tipo de películas que nos hacen interiorizar sentimientos necesarios hacia nosotros mismos, más independientes y que no van dirigidas únicamente al mero entretenimiento.

Pero si en algo se ha caracterizado este XX Festival de cine de Málaga, ha sido en el nivel técnico de las obras, superior al de otras ediciones. Hemos tenido alguna que otra película con tintes de super producción, en los thrillers sobre todo, y hemos gozado de una fotografía increible, con planos muy cuidados y perfectamente elegidos, en algunos casos prácticamente postales paisajísticas o momentos de la acción con tonalidades muy especiales. Incluso el sonido, un elemento difícil de domar, que en algún filme ha sido destacable.

¿Y qué decir de las historias? Han sido historias importantes, muchas veces duras, muy duras, que han conseguido trasmitirnos a través de la pantalla, en muchos de los casos hasta salir con mal cuerpo después de la proyección o llorando a lágrima viva por la emoción, y eso solo se consigue, con buen cine. Pero también ha sido el año de la sutileza y de las historias bien contadas, porque a veces, menos es más. El año de los finales impactantes y abiertos, para que sea el espectador el que tiene que elegir. Hemos tenido historias para pensar y reflexionar.

Productoras y Carla Simón, directora de "Verano 1993". Ganadoras de la Biznaga de Oro a la Mejor Película. Fotografía de Mai Serrano.
Productoras y Carla Simón, directora de «Verano 1993». Ganadoras de la Biznaga de Oro a la Mejor Película. Fotografía de Mai Serrano.

Todo se simboliza en películas arriesgadas que han tenido unos resultados muy certeros, más que nada por expresar lo que los propios guionistas y realizadores querían desde su más profunda sinceridad, que se ha traspasado en personajes muy reconocibles pero que, lo mejor de todo, han estado excelentemente interpretados. En definitiva, ya no son simplemente personajes heroícos donde se exagera una parte sobresaltada que nos hacía verlos desde lejos. Esa preferencia por la realidad conlleva un riesgo: la falta de identificación con el público. Y el gran éxito que esperamos que se mantenga en estos años, es la gran habilidad de escribir estas personalidades tan empáticas, tan llenas de partes positivas como más oscuras y que la complejidad nos haga traspasar la pantalla, para aprender de esas historias y por tanto, también mirarnos a nosotros mismos.

Una de las cosas que más gustan de estos días son los reencuentros. Jefes de prensa y equipo artístico que nos vemos de año en año y que no nos hace falta una conversación eterna para ponernos al día. Hay miradas, abrazos y una complicidad que vale oro para estos días tan intensos y donde se juegan tanto. Han llegado películas con muchos años de pensar en tirar la toalla por la situación insostenible en muchos casos, de la industria del cine español. En las ruedas de prensa, nos nombraban la de años que lucharon por conseguir esa financiación y la mayoría nos certificaban ese mismo rumbo y, la suerte de encontrar a productores que daban todo por sus trabajos hasta conseguir que tuvieran su presencia en este Festival de Cine Español de Málaga. Eso es una tristeza palpable que, esperemos, que con la visibilidad del certamen se pueda abrir ese debate que ayude a que estas producciones puedan salir más ágilmente y con mayores facilidades.

El Bar” nos dejó una entrevista que esperemos sea más amplia con Álex de la Iglesia, un amor al humor de “Selfie” con su equipo de actores y el propio director, Víctor García León, una admiración absoluta hacia Lorenzo Silva, Roberto Álamo, Aura Garrido y Quim Gutiérrez (otro al que perseguiremos para tener alguna entrevista mas amplia), hablar con un guionista talismán como es Pablo Remón con tres biznagas de guión ya a sus espaldas, tener una de las charlas más calmadas e interesantes con Roser Aguilar y Laia Marull, dejarnos llevar por la dulzura de Carla Simón y divertirnos hasta rabiar con Alain Hernández, Javier Gutiérrez y el director de “Plan de Fuga”, Iñaki Dorronsoro.

Este Festival nos ha inspirado y puesto las pilas para pensar que estas historias pueden tener cabida y triunfar en un certamen como éste. No hay que conformarse con lo que ya se ha contado, sino narrarlo mucho mejor y desde muchas perspectivas diferentes. Esperemos que el año que viene se coseche una edición tan ilusionante, nosotras estaremos preparadas para, de nuevo, ir a por todas y vivirla cinematográficamente. Hasta el año que viene.

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