CREONTE Y ANTÍGONA

La lluvia imprevista minutos antes paró a la hora oportuna para que el Teatro Romano de Mérida pudiera estrenar el montaje de «Antígona» de Miguel del Arco. Supongo que fue obra de la motivación del lleno absoluto que albergó esta producción, quienes también ovacionaron a todo el elenco nada más finalizar la última gran escena. Un empuje teatral digno de un certamen de estas características.

Quienes ya somos fieles a las versiones de Miguel del Arco, notamos su pluma en el texto, su manera de querer hacer reflexionar al espectador y cómo le gusta jugar con elementos que logren sacar lo mejor de los actores que tienen el disfrute de estar en alguna de sus historias. En «Antígona», no iba a ser menos y se daba la circunstancia que, siendo mi primera obra en este Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, tenía que jugar sobre seguro y consiguieron nuevamente no defraudarme.

Más allá de un texto exquisito rebosante de actualidad en el discurso de un gobernante que tiene que acatarse a las leyes de su propio poder en detrimento de sus propios intereses familiares y más allá de un elenco desbordante de talento que tiene la ocasión de brillar en escenas individuales y compartidas con otros personajes, lo que más me ha entusiasmado de «Antígona» es su propuesta coreográfica. Aquí, Miguel del Arco, consigue traspasar todos esos pensamientos de dolor, crueldad, miedo, sacrificio e ira de las palabras que emanan de los protagonistas para hacerlas sentir gracias a los movimientos corporales de todos sus actores. Vaya manera de brillar moviéndose y haciendo coros al unísono. Ha sido de una poética soberbia. Como si un cuadro de bailarines con una intensidad brutal sobrepasaran el escenario para meterse en mi mente

Y la reflexión está clara. Se exponen todos los puntos de vista de la tragedia de Sófocles. Las razones de Ismene para no ser tan valiente como su hermana Antígona, lo que no puede soportar Antígona sobre su propia familia y más que nada, los argumentos de Creonte. En un ejercicio generoso y de enorme profesionalidad, Carmen Machi vuelve a enamorarme después de «Juicio a una zorra». Ha sido imposible apartar todos mis sentidos hacia ella cuando pronunciaba su primer discurso sobre lo que hay que asumir cuando se tiene el poder. Qué silencios, qué gestos y qué verdad han logrado emocionarme desde esos asientos en piedra de este teatro emeritense.

Manuela realiza en su «Antígona» el grito apasionado, no chillado, el dolor real, no forzado y una actuación que brilla desde que pronuncia el primer verso. Se mueve en el escenario como pez en el agua y ya únicamente no enseña esa Antígona valiente que lucha por honrar a su hermano, sino también mucho sufrimiento y el ansia de que alguien la pueda rescatar de esa carcel injusta a la que ha sido condenada.

Todos los demás actores realizan un papel sobresaliente para que la experiencia teatral no se quede exclusivamente en el marco que uno contempla y que logran reproducir. En sus diferentes discursos no fuerzan absolutamente nada y naturalizan cada expresión y detalle de lo que tienen que ofrecer. Hay una sintonía en esos coros y coreografías que ya se vislumbraban en «Misántropo» y que aquí se hace con una consciencia más general y se nota el gran trabajo previo de esa labor de investigación que se desarrolló cuando se idearon estas obras para el proyecto «Teatro de la Ciudad»

Y un enorme agradecimiento para esos técnicos de luz y sonido que han sabido hacer su labor con creces permitiendo que no haya fallado absolutamente nada para enfocar lo esencial y escuchar absolutamente todas las respiraciones y diálogos de cada escena

En ese texto que te atraviesa el pensamiento, razonas sobre lo que significa el poder, lo que uno debe sacrificar y lo más interesante, saber posicionarte en todas las circunstancias posibles para llegar a conclusiones más argumentadas y razonadas. Un deber teatral que este equipo capitaneado por Miguel del Arco vuelve a conseguir con una excelente dedicación y respeto a este oficio. Un lujo que mi primer viaje en este terreno clásico en Mérida haya sido de la mano de Antígona. Algo necesario que esta mente prodigiosa me siga haciendo sentir tanto desde mi patio de butacas o palco de piedra. Y que gustazo ver un teatro lleno respondiendo a esa demanda cultural que necesitamos. Ahí es donde nosotros tenemos el poder.

 

Aquí tenéis las próximas fechas de gira de «Antígona»:

JULIO

  • Día 26.  Festival Internacional de Teatro Clásico, Olite.

NOVIEMBRE

  • Día 15.  Teatro Arriaga de Bilbao.
  • Días 27, 28 y 29.  Teatro Calderón de Valladolid.

DICIEMBRE

  • Del 4 al 6.  Teatre Lliure, Barcelona

2016

ENERO

  • Día 17.  Teatro Cuyás, Las Palmas de Gran Canaria
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