GENTE COMO NOSOTROS INTENTANDO LEVANTARSE

Muchas veces indico en mis textos que lo que busco al salir de una función es que esas historias me lleguen al corazón para reflexionar sobre aspectos de la vida, pero ayer con «El traje» en otra de sus funciones de aforo completo en Teatro del Soho Caixabank, me divertí muchísimo con dos amigos que disfrutan de su profesión, se lo pasan bien en el escenario y lo saben transmitir al público. Y ese tipo de comedia hacía mucho tiempo que no lo experimentaba, porque en ese aspecto siempre me es más dificultoso pero la maestría de la circunstancia propuesta por Cavestany, lo logró con creces.

Estos dos talentazos como son Javier Gutiérrez y Luis Bermejo me dejaron deslumbrada el año pasado con «Los santos inocentes», y en este iniciativa interpretan a un jefe de seguridad de un centro comercial y un hombre al que acaba de detener para esclarecer qué ha ocurrido en el primer día de rebajas de esos grandes almacenes. La información va a cuentagotas a medida que se sucede el relato, pero además lo justo que se va añadiendo hace que el contexto vaya totalmente creciendo, pero a unos niveles surrealistas que manejan a la perfección estos dos actores y que provoca carcajadas inmediatas, aunque no se conozca aún toda la información para encajar piezas, pero simplemente por lo que se observa en escena, ya la atención y lo que se pretende con ese tipo de humor ácido y en muchas ocasiones incomprendible, cumple su objetivo.

Para todo este sinsentido se valen de una escenografía maravillosa de Mónica Boromello que incluso invita a jugar con sus propias alturas, y más que nada de la experiencia de estos maestros que manejan esas palabras pisándose entre ellos, dándose los silencios adecuados y expresando momentos hilarantes que te dejan anonadada pero de los que no puedes desprender la mirada para disfrutar de ese humor extremo en el que utilizan todo el cuerpo o voces chirriantes para que esta comedia negra salga totalmente fortalecida y acertada.

En realidad a través del argumento podemos ver reflejadas nuestras miserias humanas, y hasta que extremo lo ponemos todo al límite para sacar excusas continuamente y no afrontar nuestros problemas. E igual ver a dos personajes muy alocados pero que en un punto de conexión de la realidad, puede ser nuestro espejo cuando llegamos a situaciones que escapan a nuestro control. Los giros a lo largo de todo el montaje sirven en bandeja a que esta comedia negra llegue a un punto que nadie espera, y por lo tanto el resultado es de una experiencia completamente placentera y sorprendente.

Y como las intenciones forman parte de los hechos y en los detalles está lo importante, no se pierdan ponerse este traje teatral porque le va a sentar genial.

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