LUMINOSIDAD

Si pudiera elegir quedarme con el corazón encogido de emoción y reflexión como ha sucedido con «La infamia» en Teatro del Soho Caixabank, estampo mi firma en cualquier documento que me garantice eso de por vida en el teatro. Sin duda, es el monólogo más diferente al que me he enfrentado como espectadora.

La cultura es el mejor vehículo para que, cuando se trabaja desde la verdad y con el objetivo de mejorar el mundo concienciando en lo que verdaderamente nos hace definirnos como humanidad, cale hondo desde un texto cuidado que conlleva a un hilo conductor majestuoso, a una puesta en escena vibrante que permite que el ritmo no decaiga en ningún momento y que toda esa tensión se te haga amena pasando por diferentes suspiros profundos a raíz de una actriz tan talentosa como Marta Nieto, que desde el respeto y la sensibilidad ha logrado traspasar uno de los mejores personajes que he interiorizado como espectadora en mi vida. Y algo de teatro acumulado llevo ya en mis espaldas.

La historia de Lydia Cacho debía contarse. Los verdaderos «capos» de poder, lo que intentan es silenciar a estas activistas, concienciadoras de lo moral y verdaderas heroínas que no miran su propia supervivencia si no que curran desde el bien común. Por eso un escenario debe ser el mostrador de esa apasionante vida, en la que en ningún momento esta periodista miró por si misma, si no que luchó incansablemente por lograr esa legislación que protege a tantas menores a las que estos criminales les destrozaron la vida violándolas o asesinándolas.

José Martret de una manera acertada e inteligente ha adaptado junto a la periodista y escritora este montaje en el que las sorpresas no cesan, y donde no se para de sostener información necesaria que mediante la brillante interpretación de Marta Nieto vas procesando mesuradamente, a la vez que sufres con la protagonista por todo ese infierno que no cesa, resumiéndose en una denuncia social en la que todos nos debemos comprometer, y no ser meros espectadores de toda esa barbarie. Sería una lección de manual ver la coreografía que se dibuja en toda la obra, y cómo cada escena tiene su movimiento perfecto y colocación propia para que no cese ese atractivo en la línea de cada palabra, y se desarrolle todo en el tiempo de manera más natural.

«La infamia» es un espejo de toda esa injusticia, pero también pone el foco en la implicación. En creer en un periodismo que logra salvar vidas, y hacernos fuertes como sociedad. Darnos todos esos puntos positivos y de crecimiento en los que esta profesión debe acercarse siempre, y que da sentido a los que muchos nos hemos y nos dedicamos que es juntar letras para provocar esas ideas en quienes se acercan a nuestra mirada.

Ha sido un gustazo ir viajando con la obra de la mano de todos los estímulos que se tenían a nuestro alcance. Desde esos escenarios reconocibles mientras la narración de la protagonista se iba adelantando en los acontecimientos, hasta ese juego de luces tan elegante y soberbio que enfocaba en todo momento hacia lo que precisaba importancia, pasando por esa actriz más que es el punto de cámara guiado por Alicia Aguirre y que vislumbraba todas esas fases por las que íbamos descubriendo la vida de Lydia Cacho en planos brillantes y con unas miradas únicas a cámara, y por supuesto, lo más significativo que ha sido cerciorarme que Marta Nieto es una de las actrices más increíbles de este país. Reina de los silencios que hablan más que los propios diálogos. Que gustazo disfrutarla en toda la propuesta. Ha sido magnetismo puro.

A mi que me gusta trasladar todo lo que siento y vivo en un teatro hacia siguientes generaciones, o personas que les ha costado acercarse a esta disciplina por una razón u otra, «La infamia» sería mi salvación para lograr esa conexión y amor por este arte. Va dirigido hacia cualquier sensibilidad concienciadora, y es el artífice de una manera directa por las que estas historias serán la causa de pensamientos que deben estar en la sociedad de ahora, y de un conocimiento que cese y no tolere injusticias que se dan por hechas, posicionándonos en un estancamiento que no nos hace libres y quedarnos a merced de unos pocos. «La infamia» es una creencia en que podemos cambiar este mundo estando unidos, y luchando por el bien común. También me ha encantado que se cuestione el papel de los medios, sobre todo plasmando que en muchas ocasiones se ha utilizado a la prensa para presionar y chantajear a las verdaderas víctimas, y eso es algo que como consumidores no debemos tolerar. Y conocer tantas cifras reales de periodistas asesinadas o desaparecidas es un golpe a la realidad, más que fundamental, para saber donde está el origen de esa crueldad a la que debemos poner freno.

Y eso que soy una sufridora de esas escenas más violentas donde el cuerpo de Marta Nieto ha hecho una actuación que abarca mucho más del sobresaliente, pero he entendido que en estas ocasiones ese grado de identificación debe ser tan acuciante para verdaderamente pasar por todo el abanico de partituras y procesos emocionales donde te lleva esta función, y que es imprescindible para ese éxito general que tiene todo el mundo que tiene la suerte de contemplarla y sentirla.

La luz ha sido conocer a esta preguntona, inquieta que es hija de muchas culturas. Que es un faro al que guiarse para que el feminismo se posicione donde tiene que estar, y es una representación más que idónea de la mujer a la que quiero llegar a ser y la inspiración de la periodista que debo ser. Me sacásteis de la sombra de la resignación, para darme la esperanza hacia un horizonte por el que pienso luchar.

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter