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Querida Rosa María Sardá. Desde donde me estés leyendo, gracias por ayudar a que tu historia de amor en la ficción entre tu personaje de Celia y el de Sofía (Verónica Forqué), visibilice sin que sea una escena más, la realidad de tantas verdades que no quieren o no pueden salir de un ropero o de un armario. Los convencionalismos y los propios miedos que en todas las situaciones provocan que nos pongamos límites, y que verdaderamente no actuemos con el mejor valor con el que podamos contar, que es el de ser uno mismo. Tener esa libertad de pensamiento y de acción.

Escucharte decir «estoy más viva que nunca» en uno de tus diálogos me ha sobrecogido el pecho, y a la vez tengo tanta suerte de haberte podido disfrutar y sentir en tu trayectoria profesional. En este caso, en «Salir del ropero» descubrir una faceta cariñosa que me ha gustado sentir en tu piel. No es que en tu vida real no lo fueras, pero tu imagen siempre me ha parecido de una mujer sarcástica, valiente y fuerte. Mostrarte con este rol tan vulnerable, me ha hecho apreciar aún más tu labor y rendirte más admiración.

En cuanto a tu pareja protagonista, Verónica Forqué, reconozco que está ahora en un punto interesante que me hace admirarla más que cuando empezó en sus primeros papeles. No sé si es la serenidad o la inteligencia de los años, pero escucharla y descubrir como ha creído y trabajado en este personaje, ha sido un verdadero regalo y un mensaje constante hacia la individualidad de cada uno de hacer lo que su corazón mande, se tenga la edad que se tenga.

En el debut en la dirección y en el guión de Ángeles Reine, he echado simplemente en falta que las transiciones entre escenas no fueran tan cortantes, parecía que estaba viendo toda la historia por capítulos en lugar de enlazarse de una manera más natural y fluída. Y en el caso de algunos de los intérpretes, creo que ha sido un error optar por unos acentos que me resultaban extraños y preparados para crear una comicidad extra que no hacía falta porque la propia situación ya estaba orquestada de una manera muy divertida para que esa comedia ayudara a relajar el tono, como así lo consigue en la mayor parte de la trama. Bueno y el cartel oficial de la película es más que mejorable.

A destacar, un mensaje principal que hace falta. De esas películas armadas para que entres directamente en ese amor que al principio no se entiende, pero que te hace feliz cuando cobra sentido. Y pasa entre las personas, eso es lo principal. Reine no podía encontrar mejor pareja protagonista para interpretarlo, y tengo que de una manera poco objetiva decir que me he vuelto a enamorar de David Verdaguer. Ha vuelto a darle ese toque clown que parte de su vena teatral para luego humanizarlo en un Jorge irresistible, cuya evolución quizás es de las más naturales, porque su incomprensión le hace alejarse de lo que realmente su madre quiere vivir, pero el cambio que hace de lo que al final observa es impresionante y da gusto verlo cómo lo vive y te lo hace vivir. Me reitero, tiene de las mejores miradas que un actor expresa en el cine español. Y sigo sin objetividad ninguna, me encanta disfrutarle en pantalla.

Aunque la película refleja muchas actitudes que forman parte de todos nosotros, siendo más o menos justas pero lo que pasan por sus cabezas, ese egoísmo y especialmente ese temor que hace que nos volvamos completamente poco emocionales y empáticos es lo que se palpa en tantas familias o conocidos de nuestro alrededor.  También no me quiero quedar sin destacar las interpretaciones de Candela Peña, que también es su año culmen sin duda en una Perla que todos queremos adoptar y que, como muchos aspectos que se tratan de soslayo en el film, no hace falta destacar cómo es o qué hace, simplemente la vemos participar o interactuar y ya conocemos su realidad, igual que sucede con la propia relación de Forqué y Sardá donde no hay que mostrar ningún ejemplo a nadie, pero sabemos de su amor, cariño y respeto. Y mi otra destacada es Mónica López, que vuelve a demostrar una verdad en sus diálogos y gestos que siempre me hace estar atenta a lo que quiere expresar en sus escenas.

Rosa María me ha encantado volver a tenerte en mi recuerdo con este personaje, y me pasará con tantos otros como han marcado tu carrera. Cinco años para que la realizadora haya podido hacer este proyecto, y creo que pasara más tiempo y esta película seguirá siendo necesaria. Nos mostrará nuestra parte más ruin y aquello que debemos hacer por nosotros mismos, sin tener que rendirle cuentas a nadie ni ser egoístas ante lo que puedan opinar los demás. ¿Y sabes qué, Sarda? Eso también lo hiciste cada día de tu vida, y en tu ejemplo de mujer y profesional que buscaba la sinceridad en todo lo que emprendía. Nunca me podré reír cómo lo hacía contigo, pero bien me pondré todo lo que hiciste para volver a hacerlo a tu manera única. Se te echa de menos en muchos aspectos, pero me ha flipado verte salir de un ropero.

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