VOLAR EN MÁLAGA

Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera
Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera

Vanesa Martín ya no necesita demostrar nada para estar en esa posición inalterable de artistas con nombre y apellido que dan sentido a la música. Se presentaba en Málaga con «Munay», su quinto trabajo discográfico (sin contar los dos directos), con un Palacio de los deportes Jose María Martín Carpena lleno a reventar (ya quisiera Alberto Díaz, jugador de Unicaja sentado en el palco de autoridades para disfrutar del concierto, que sus partidos se llenaran tanto de aficionados), prueba de que la artista malagueña ha pisado fuerte en un terreno de la verdad en sus letras que ha calado en muchos fans, que le van a seguir a lo largo de su gira que arrancó ayer.

Varios fueron los detalles que me determinaron que ya pisaba el escenario, después de tantas ocasiones que he tenido de disfrutarla en diferentes espacios, una artista de los pies a la cabeza, puro sentimiento y que no debe abandonar el lugar vocacional que le ha predestinado y, valga la redundancia, sus cuerdas vocales. Uno de ellos fue la propuesta de concierto, originada por el gran repertorio que la cantante ha creado a lo largo de su carrera. Ya no es simplemente canto e interpreto los temas de mi último trabajo, sino que de una manera soberbia e inteligente, planteó el concierto de manera que respondiera a todos los gustos e intereses y, no decayera el ritmo en ningún momento.

Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera
Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera

Empieza eso sí y era lógico con «Munay» y «Nunca me conoció», aunque rescatando tesoros de otros discos, «Frenar enero» de «Crónica de un baile», volviendo a «Munay» con «Santo y seña» e «Inmunes» y de seguido «Cuestión de piel», del disco con el mismo título. Continúa con un medley que responde a esa típica demanda de, «Vanesa, se te ha olvidado mi canción» y en este compendio incluye míticas como «Si me olvidas», «Si pasa o no»,  «Trampas» o «Arráncame», con un acompañamiento maravilloso de violín de Joaquín Calderón. Recita los primeros versos de «Polvo de mariposas» para luego interpretarla y vuelve a «Munay» con «Que se entere Madrid», «Sucederá» o «Ya» donde tiene un momento especial con el público en este estribillo estremecedor que dice «toma mi corazón», continúa con «Si me abrazaras» para pasar a uno de los momentos más álgidos de la noche en que ese popurrí se declara al piano con un increíble Alberto Miras donde canta «No te pude retener» y «Durmiendo sola». La formación cambia a Vanesa sentada en un taburete con Joseito Marín, un excelente guitarrista de los pies a la cabeza, e interpretan «Porque queramos vernos» y luego con la banda en ese momento de lucimiento de los músicos que acompañan a la artista hacen «El amor no se explica». Cambio de vestuario de la artista para cambiar también las melodías originales de muchas de sus composiciones más conocidas, momento de «Sintiéndonos» (donde cumple esa premisa de tocar la que personalmente esperaba), «Ropa desordenada» y «Aún no te has ido». Pasamos a ese instante más personal e íntimo acompañada de piano y violín con «Descubrí», volviendo a sacar así temas de «Munay» como «Te has perdido quién soy» para seguir con «Nueve días» de «Crónica de un baile», la presentación de cada uno de los músicos, entre ellos Francis Martín a la percusión o Manuel Reina a la batería y llega «Sin saber por qué» para regresar a momento especial con una de las canciones que no entró finalmente en «Munay» y que Vanesa Martín quiso regalar a su público al piano, con una aceptación desde que toca la primera tecla y de aquí al final, nuevo giro con una intención más dinámica y, hasta rockera, con «Manzana envenenada», «Déjame a mi» y como no, ese single esperado de lanzamiento de «Munay» que es «Complicidad».

Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera
Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera

Y el otro aspecto por el que ya no tengo ninguna duda que es una maga de la pluma emocional, que sólo le dejaría intercambiarla por un micrófono o el piano y su guitarra, es el cambio muy mejorado en su interpretación. Yo recuerdo las primeras veces que pisaba escenarios que no llevaban tantos asientos o la pista de un palacio de deportes, que le costaba sacar esa personalidad tan interesante que tiene, pero el que tuviera un poco de conciencia y empatía, sabía a la perfección que detrás de esa timidez, había una cantante que tenía que salir a darlo todo y desbordar pasión por todos los poros de su piel. Y en este concierto lo ví. Empezaba con ese micro de pie, mirando conmocionada hacia todos los rincones e, incluso, sentía que lo estaba haciendo con incredulidad, como si no creyera que tanta gente se había volcado en escucharla y darle ánimos en su tierra natal, aunque sin dejar de plasmar su felicidad en esa sonrisa que ya es Vanesa Martín. Poco a poco, iba sintiéndose más cómoda y hacía recibir al público como si fuera su propia casa y en las ocasiones más íntimas como en «Inmunes», lo más maravilloso es ya conocer a la perfección sus gestos con las manos abiertas hacia adelante, mientras cierra los ojos y su inigualable voz transmite cada nota que hace falta. Y de manera perfecta. Eso es lo que la hace única.

Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera
Vanesa Martín. Fotografía de Jose Vera

Respeta también con mucho gusto a los músicos y siempre les dedica una mirada cómplice y, a la vez, es como si les dijera «gracias, por estar aquí conmigo y hacer esto posible». Pero esa sensación también la traslada a su público, en principio, como expresaba, con demasiada sorpresa pero después se arma de energía y modifica su actuación para demostrar que lo iba a dar todo en el escenario para ellos y por ellos. Empezó en «Polvo de Mariposas» donde desde detrás de un micrófono de pie pasa hasta cantar con mucha entrega en gestos con mucha energía y su voz traspasando todos los límites que ella quiera. Desde aquí abre brazos a cada instante que puede, como señal de agradecimiento de ese respaldo tan incondicional de su gente. Y en «Que se entere Madrid» hace, además, un cambio más descarado que me encanta, posturas y movimientos sexys que contagia a sus músicos y se convierte el concierto en una fiesta de disfrute musical pero, igualmente, muy divertida. Y si nadie esperaba otra transformación en la interpretación se equivocaba, la que se considera dicho por ella misma, «apretada», hace en «Ya» de los mejores giros que yo he podido escuchar en un artista que hasta una seguidora que se encontraba cerca de mí, lo resumió perfectamente en «no se puede cantar con más sentimiento». Juega de nuevo con sus músicos y se mantiene en esa locura maravillosa que no se debe agotar nunca, compaginándola en ese acto psicomágico que significa «Munay», ese amor por la creación. Y hasta baila al son más salsero, quizás por esa gran experiencia en México y Colombia, de donde acababa de regresar de promoción.

Vanesa Martín reveló que había hecho una apuesta. El tiempo que tardaría en volver a agotarse las entradas para la fecha que repetirá en Málaga, aunque en diferente espacio porque será en la plaza de toros de La Malagueta, el próximo 22 de julio. Hagamos que la gane. Y hasta entonces como ella misma expresaba en un momento del concierto lanzando besos al público, «brindemos porque querramos vernos siempre».

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