UNA REALIDAD INCÓMODA

Roser Aguilar durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano.
Roser Aguilar durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano.

El cine también necesita películas incómodas. Esas historias que nos hacen bajarnos del pedestal de sabelotodos en el que prejuzgamos a los personajes y les advertimos de cómo tienen que actuar en determinadas escenas. Como si hubiera una respuesta y una mirada única para todo. Roser Aguilar ha sabido confeccionar un collage, como a ella le gusta referirse para hablarnos de Janine, que interpreta Laia Marull. Una mujer que tras una experiencia traumática se bloquea y cambiar el curso de su vida hacia un recorrido en el que no sabe que tiene que hacer y mucho menos comunicarlo. De toda esta experiencia nos hablan ambas en esta entrevista.

P: Roser, ¿por qué has tardado diez años en sacar adelante este proyecto?

Roser Aguilar: Debido a varios factores. En 2007, empecé a tomar notas para el nuevo guión. Y yo soy lenta. En 2008, empecé a investigar más y en 2009 empecé mi primera versión del guión. Yo lo que no quería es tener prisa. Igual que me pasó con «Lo mejor de mi», lo que me da seguridad y fuerza para defender un proyecto en el que vas a estar mucho tiempo trabajando, es sobretodo el guión, una estructura clara y documentarme muy bien. Fue, más o menos, alrededor de 2010 y 2011 que empezamos a recibir ayudas al desarrollo pero luego hubo un momento de parón de financiación y justo la crisis en medio. Tuve la suerte de que mis productores en vez de abandonar el proyecto, siguieron y se apuntaron más. Han pasado cosas inauditas para bien y para mal.

P: A veces, desistes de ser brava y encuentras momentos que quieres tirar la toalla

Roser Aguilar: Yo estoy muy orgullosa de haberlo conseguido por mi y por todo el equipo. Realmente, creo que hemos sido bravos porque lo fácil es abandonar. El cine de autor parte de empresas privadas y si pides ayudas públicas, te obligan a tener varias patas para evitar que el dinero no se pierda, que me parece muy legítimo pero acaban siendo unos esfuerzos titánicos. Cuesta mucho sacar a flote la financiación de un proyecto y falta rodarlo, montarlo y llevarlo a las pantallas. Bien está lo que bien acaba

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Roser Aguilar. Fotografía de Mai Serrano

P: La idea me sigue pareciendo acertada para mostrar una crudeza real que existe de esta manera pero quizás el ritmo ha tenido un resultado muy lento

Roser Aguilar: Hoy he leído algunas críticas y las que han salido negativas van ese sentido. Yo lo comprendo. No puedo decir otra cosa. Lo que pasa que tampoco puedo ir contra mi naturaleza. De verdad que no lo hago para resultar snob, porque odio ese cine que te pone la cámara fija para aguantar mucho rato y parecer interesante, entiendo que es una historia que no siempre va contando milímetro a milímetro lo que le está pasando a la protagonista y eso puede inquietar. Yo entiendo que hay gente que simpatiza y empatiza mucho con ella pero puedo hacer quién no lo haga. Yo he intentado ser honesta y no ir a buscar al público desesperadamente. Esa historia parte de unas inquietudes y así ha salido.

P: Hay momentos que te quieres levantar de la butaca y decirle a Janine, ¡va, espabila!

Laia Marull: Tienes que saber que muchas de las mujeres violadas, la gran mayoría no dicen nada ni a sus seres queridos. Fuí a una asociación de mujeres que ayudan a mujeres violadas. Es una situación real que las mujeres no cuentan. Somos todos un poco responsables porque, si callan, es que no tienen el apoyo y también porque se sienten culpables. Se siente culpable la víctima. Es el mundo al revés. Esto es muy así. Lo vemos en una película y no lo comprendemos. En un momento de dolor profundo, de desubicación y de que todo te es inhóspito, feo y agresivo, tú ¿qué papel juegas en este mundo?. Yo creo que en el proceso de Janine, hay una parte de inconsciente. No es que tenga un plan, sino que ella una parte de no decirlo viene por el querer anularlo. Si puedo hacer que en mi cabeza, no ha pasado, quizás lo pueda olvidar y pueda continuar con mi vida.

Roser Aguilar: Es una cuestión de signos de shock postraumático. Lo hablas con psiquiatras y te cuentan eso. Evitar los sitios donde estaba la acción que te ha violentado. Es un instinto de supervivencia. Rehuir de esos espacios e intentar buscar una manera de sobrevivir porque sino estarían muy atormentadas. También el tener vergüenza. ¿Por qué hay esos mecanismos? Pues no lo sé pero es así.

Laia Marull: La psicóloga, de hecho, me hablaba de unas fases en el cerebro que, cuando tienes una agresión así fuerte, la parte humana, de compasión y de empatía se va y se queda la parte reptil, que es de supervivencia y punto. Absoluta. El cerebro está configurado por estas tres zonas pero, en momentos así, las otras se anulan y la única que se queda activa es la reptil, que es la de supervivencia.

Roser Aguilar: Por eso, el mecanismo de salir corriendo y pedir ayuda es perfectamente plausible. Puede suceder así.

Laia Marull: Por eso también la culpabilidad de no haber hecho nada. Pero es que no has podido.

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Laia Marull. Fotografía de Mai Serrano

P: Cada uno es sabedor de la verdad absoluta de lo que la protagonista tenía que haber hecho

Roser Aguilar: Muchos me preguntan porqué la protagonista no denuncia y yo les digo, ojalá fuera tan fácil. Y ¿por qué una mujer maltratada no dice, adiós marido, me voy de casa? Pues porque los humanos somos mucho más complejos y tenemos situaciones ambiguas y horribles que, a veces, no son fáciles de gestionar. Es muy naïf pensar, vas y denuncias.

P: ¿Cómo decidiste que partes de ese proceso tan complejo querías mostrar en Janine?

Roser Aguilar: Hay cosas que probablemente las construí por instinto y, en paralelo, me voy documentando y viendo si estoy diciendo una barbaridad. Las cosas estas de shock postraumático, la ansiedad de qué hago con mi vida o los mecanismos a los que recurre una persona en una situación así. Cuando aparece su vida en pareja, a mi lo que me interesaba es esto de la anestesia. Esta cosa que creo que nos pasa a todos o que nos puede pasar a todos en algún momento de nuestra vida, porque la vida es muy larga y tiene muchas etapas de que aparentemente todo va  bien, tiene todo confortable pero eso es mentira y no te das cuenta hasta que no te pasa un suceso super gordo que te obliga a recolocarte. En ese caso, interesaba esa parte de vida confortable y de pareja que no tiene vida, alegría, ilusión, comunicación, ni nada. Es un estándar que cuesta empatizar con ella también. Es de las dificultades de la película. Esta vida de más o menos todo va bien pero es mentira. Pasa algo muy gordo a tu lado y no sabes como reaccionar. Es difícil convivir con la violencia, con la agresividad y con las ciudades que, cada vez, se vuelven más salvajes. Convivir con una crisis económica global donde la gente, cada vez, está más agobiada, angustiada y agresiva. El mundo actual solo nos da asideros para evadirnos. El entretenimiento, la moda o las nuevas tecnologías nos hacen vivir en el limbo. Cuanto menos nos hagan pensar, mejor. Quería hablar también de la vida rural porque viví una época en el campo y tenemos esa cosa mitificada del campo. Si tú tienes una zona oscura y no sabes qué hacer con ella, te va a explotar en la cara y ya verás. Muchas son las cosas que quería contar.

P: Anteayer en rueda de prensa, Nathalie Poza agradecía papeles como el que ha tenido que interpretar en «No sé decir adiós» para mujeres de su edad. ¿Eso es una realidad palpable?

Laia Marull: El porcentaje de directoras y de guionistas es muy bajo. Por lo tanto, el porcentaje de historias contadas desde la mirada femenina, también es muy bajo. A ver si lo cambiamos. Para mí, recibir este guión fue el regalazo del siglo. Primero porque me encantó lo que contaba y me apetecía trabajar con Roser. Había visto su anterior película y un corto suyo. Me gustaba investigar sobre esta mirada y sobre esta mujer, poder meterme en el cuerpo de esta mujer que me daba un miedo terrible porque cuando tienes un guión y no sabes cómo vas a hacerlo, te asustas pero eso es más interesante. Y que no todo pase por la palabra, sino por las acciones que hace el personaje, aunque no lo entendamos bien. Son muy interesantes los personajes contradictorios como puede llegar a ser Janine, no todo va por el razonamiento sino al revés, está en un momento que todo le va por el instinto y por el inconsciente.

Están siendo importantes en este festival, estas historias incómodas de falta de comunicación y de bajarnos al suelo para no vislumbrar desde nuestra razón absoluta, cómo tiene que actuar cada personaje ante nuestro prisma. Dos mujeres encontraron el camino de retratar la complicada situación de este personaje, Janine, y están completamente seguras del gran trabajo que han creado para el público. Bravo por estas bravas

Si queréis escuchar la entrevista con Roser Aguilar y Laia Marull, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-roser-aguilar-laia-marull-brava-audios-mp3_rf_17707567_1.html

 

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