EN EL CASTING, BUSCABA SIMILITUDES DE CARÁCTER CON MIS PERSONAJES

Carla Simón durante la entrevista con diferentes medios. Fotografía de Mai Serrano
Carla Simón durante la entrevista con diferentes medios. Fotografía de Mai Serrano

Carla Simón realizó un guión sobre sus recuerdos. Una oportunidad en la que ella contaría lo que quería y que, cada paso, que se proponía iba componiendo la realidad en actores de lo que tenía pensado en su cabeza. Lo logra con un casting donde encuentra a las niñas que se parecieran a los personajes que ella había escrito, Laia Artigas y Paula Robles, al igual que sus padres interpretados por Bruna Cusí y David Verdaguer. El verano que ella narra, podría ser el tuyo y si no lo es, lo que no se puede evitar es dejarse llevar por el gran esquema emocional que plantea la realizadora. Hablamos de ella de éste y otros muchos aspectos. 

P: ¿No tuviste miedo a la hora de escribir este guión que son reminiscencias de tu pasado?

Carla Simón: Miedo no. Si que tuve momentos que eran un poco dolorosos, sobre todo me ocurrió cuando me dí cuenta que me acordaba de mi madre y eso si que me hizo reflexionar mucho cuando estaba escribiendo el guión. Para mí, iba escribiendo y creando los personajes y lo importante es que fueran complejos y profundos. Sí que tienes una responsabilidad, más que miedo hacia las personas que realmente existen. Para mí, escribir el guión y ver de repente mi punto de vista y el de los demás personajes en este momento de nuestras vidas, fue como un descubrimiento y me ayudó a conocer a mi familia un poco más.

P: Los niños siempre ayudan a que el actor tenga que actuar con más sinceridad, ¿cómo enfocaste ese trabajo para que haya salido un resultado más satisfactorio?

Carla Simón: Básicamente fue el casting. Encontrar niñas que se parecieran a los personajes que había escrito y, también en los adultos. De alguna manera, que tuvieran una esencia que me fuera familiar o que me recordaran a los personajes. De repente, es como que ya tienes una base y, sobre todo, no sólo así como de sensación o de lo que transmiten sino también en sus vidas privadas. Yo siempre tanto en los niños como en los adultos, les hacía mil preguntas sobre su vida familiar o si creían en Dios o no. Ese tipo de preguntas eran importantes porque querían que tuvieran una similitud de carácter con los personajes. En ensayos en Barcelona, lo que hacíamos eran combinaciones distintas de personajes, por ejemplo Frida pasó mucho tiempo con Lola, con la tía que tiene acondroplasia, porque esa relación tiene que ser muy íntima y claro pues pasaron mucho tiempo juntas, mientras que David, Bruna y Paula hicieron lo mismo. Luego creas mesas y memorias compartidas y tal, siempre pensando si luego serviría para algo pero yo creo que luego las niñas se lo llevaron dentro y que, cuando estuvieron en el rodaje, tiraron de ello. No teníamos método, hay escenas en las que ellas tienen mucha más libertad y están más improvisadas, sobre todo las de juego, y son las que más me gustan. De repente, surgen pequeños problemas y conflictos que se pueden meter en la película también y cuadra por ese trabajo de personajes. Las niñas nunca leyeron el guión pero luego si que habían algunas escenas que las tenían que seguir un poco más. Luego está cómo decidimos rodar la película, eso fue una decisión difícil pero decidimos tirar del tirón. Intentar que las niñas hicieran la escena de principio a final, siempre que fuera posible para que, de esa manera, la naturalidad que conseguíamos era mayor y si ellas entraban, entraban hasta el final. Siempre estaban todos en escena y lo vivían más.

Carla Simón. Fotografía de Mai Serrano

P: ¿Cuál ha sido el desafío más grande que te ha supuesto esta película?

Carla Simón: Yo creo que, sobre todo, fue aprender a renunciar a cosas. Cuando tú tienes un casting que te demanda tanto, como son las niñas que sabes que tienen que ser el centro y la prioridad de todo y que estén bien porque sino lo están, la peli se va a la mierda. Hay muchas decisiones que te gustaría estar tomando con calma y pensando y, básicamente, tomar una decisión al respecto que, de repente, no puedes. Hablo, sobre todo, a nivel visual. A mi me pasaba que yo tenía como imágenes de mi infancia directamente. Recuerdos o cosas que cuando escribes el guión, lo ves y de repente, estas ahí y no lo encuentras porque las niñas van primero. Ellas se lo tomaban en serio, de hecho Laia empezó el rodaje un poco en plan diva y yo le dije que era un trabajo porque, claro, cuando se dan cuenta que tienen tanto poder, era un poco peligroso. Ahí también ayudó mucho la coach que estaba con ellas entre tomas y las protegía, un poco, del rollo del rodaje y ayudaba a que fuera un juego. Ya luego cuando entrábamos en escena, yo las dirigía pero en los entretiempos en el rodaje era importante que no fuera un coñazo para ellas.

P: ¿Tenías estructurado desde el principio que el espectador fuera averiguando lo que sucede al mismo tiempo que la protagonista?

Carla Simón: Eso es muy de guión. Son de ese tipo de escenas que tenían que decir aquello. Das ese trozo de información, entonces es importante que lo digan de esa manera pero si todo lo que se va dando se hace poco a poco para ir atando los cabos. Ahí lo que pasa siempre con eso es que dudas mucho de si se entiende o no se entiende. Tienes como una gran parte del proceso que piensas, ¿se entenderá o no se entenderá?. Luego cuando estas rodando, ¿están hablando demasiado, lo están diciendo demasiado claro o debería ser más sutil?. Yo lo que veo es que siempre pongo muy poco en el guión, luego pongo, mucho, todo o demasiado, lo vuelvo a sacar y, partir de ahí voy sacando, sacando y sacando. Las cosas explícitas siempre se terminan cayendo porque es que el espectador puede entender con muy poco.

P: ¿Cómo llevas que haya emocionado tanto a la gente aunque ellos no hayan vivido una situación parecida?

Carla Simón: Es muy curioso. Uno no es consciente de ello. Para mí fue una sorpresa muy grande. Si que pasaba que la gente se leía el guión y veían la emoción, pero aún no era consciente. Es muy emocionante.

01«Verano 1993» supone una película que enseña a gestionar nuestras emociones y se nota ese gran trabajo en lo esencial de guión y de las pequeñas protagonistas, porque esos carácteres ayudaron a explorar la historia de los restantes personajes. Es una película de ficción pero que cuenta una vida particular, por lo tanto cuando se supera con creces un reto como este, el resultado es prácticamente una unanimidad emocional, que raramente se logra en el cine. Carla Simón ha dado un buen ejemplo con su excelente labor y, reitero, que sea recompensada con muchas biznagas a su vuelta a casa.

Si queréis escuchar la entrevista con Carla Simón, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-carla-simon-verano-1993-7-audios-mp3_rf_17741305_1.html

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter