Crítica «Camino a la Meca» – Teatro del Soho
DERROTANDO A LA OSCURIDAD
Primera función de las cuatro que podrá disfrutar el público malagueño en el Teatro del Soho Caixabank de ‘Camino a la Meca’ , una historia de Athol Fugard llevada al teatro por Claudio Tolcachir. La obra nos presenta la historia real de Helen Martins, una escultora que decidió determinar su vida pero que fue tachada de loca por intentar escapar de las normas sociales. En una lucha por la justicia social y el fin del apartheid, surge una amistad intergeneracional de inspiración mutua y necesidad con Elsa Barrow, profesora de inglés de Ciudad del Cabo que inspiró a Helen a dictar su propio destino.
Ver a Lola Herrera en el escenario es ya un reclamo en sí mismo, es como asistir a una clase magistral para los amantes de la escena, la manera en la que se mueve por el espacio, su gestualidad, la dulzura con la que mece las palabras y esa naturalidad que hace que entres de lleno en la historia que está sucediendo en ese mismo momento. Hoy nos ha llevado a la Sudáfrica de los sesenta/setenta dando voz a Miss Helen una mujer que por aquel entonces parece no tener derecho prácticamente a nada. Pero ella los exige y lucha por ellos, como mujer y como artista y creadora. Aboga por su propia libertad después de haberse visto sometida en su matrimonio, una vez queda viuda decide cómo quiere vivir en una sociedad estrictamente encorsetada en sus normas. Asistimos a una reflexión profunda sobre el aislamiento, la lucha interna, la soledad elegida, la libertad individual o ese conflicto entre conformarse con lo que manda la sociedad o seguir tus propios sueños o deseos. Pero también nos sumergimos en el mundo de la comunicación entre las personas, de la amistad, de cómo puedes relacionarte e intercambiar con otros seres humanos cosas importantes aún con diferencia de edad entre ambos. La comunicación entre las personas va mucho más allá que hablar todos los días. En este caso asistimos a la relación de amistad entre Helen y Elsa, a la que da vida su hija Natalia Dicenta con la que se deja ver que mantienen una relación epistolar desde que se conocieron y pueden estar juntas en contadas ocasiones ya que les separa una gran distancia. Aún así están muy unidas, se entienden, confrontan el mundo exterior con el mundo interior, discuten desde el amor, la confianza y una salva a la otra y viceversa. Completa el reparto Carlos Olalla en la piel del pastor Marius quien representa el orden en un personaje muy cerrado en cuanto a sus planteamientos ideológicos. Su relación con los vecinos es la de autoridad, la de controlarlo todo tratando de llevar a Helen a su terreno y alejarla de esa libertad y soledad creativa.
En medio de todo esto surgen escenas maravillosas, esa presentación de las protagonistas por ejemplo, que con dos palabras y acciones ya puede vislumbrarse la relación entre ambas de respeto y cariño mutuo aún habiéndose guardado mucho en sus últimas cartas. Lola y Natalia forman un tándem perfecto, madre e hija que se reencuentran en las tablas 20 años después y que en este caso muestran esta amistad intergeneracional de una manera exquisita. Carlos en la figura del pastor defiende con maestría su idea de comunidad, de acercar a Helen al redil del que lleva negándose a pertenecer ya muchos años ya que ella, aún sintiéndose sola por la falta de comprensión del resto de los vecinos, elige esa soledad antes que claudicar y perderse a sí misma.Y con todo ello La Meca como faro al que ella quiere mirar y a la que mirarán sus esculturas para huir de cualquier tipo de miedo, para ser libres y poder derrotar a cualquier tipo de oscuridad. No se la pierdan.
Aún así me gustaría comentar que hoy no ha sido una función que se haya podido disfrutar al cien por cien y no por los artistas que se han dejado la piel en el escenario o por todo el equipo de producción y del teatro, sino por nosotros los espectadores. Parece increíble que aún escuchando varias veces la cuña de inicio, algo que se nos repite años y años, se hayan oído no uno ni dos, he creído contar hasta 5 distintos tonos de llamada de móviles, whatsapp, envoltorios de caramelos nada sutiles, además de movimientos y comentarios a un volumen completamente incomprensible. Debemos revisarnos como espectadores y valorar el trabajazo que supone estar concentrados en las tablas y poder dar lo mejor de ti aún con toda esta contaminación ambiental. ¿De verdad no podemos desconectar un teléfono, o silenciarlo al menos? ¿No podemos dejar de mirar a la pantalla por noventa minutos? Hoy la media de edad rozaba los cincuenta años para arriba por tanto, esta obsesión por el teléfono, no es algo exclusivo de la juventud, ya no tiene edad y debemos poner atención y re-educarnos como sea porque los actores y actrices y el resto de espectadores que sí quieren ver la obra, no merecen esta falta de respeto.
CAMINO A LA MECA
6-9 marzo en el Teatro del Soho Caixabank
AUTOR: Athol Fugard
VERSIÓN y DIRECCIÓN: Claudio Tolcachir
Una Producción de Pentación Espectáculos. Jesús Cimarro
REPARTO:
Lola Herrera
Natalia Dicenta
Carlos Olalla
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