A VOZ DO SILENCIO

Crítica realizada por Ana Sonia Macías Martín

André Ristum, director de la película. Fotografía de Mai Serrano.
André Ristum, director de la película. Fotografía de Mai Serrano.

La voz del silencio es una coproducción brasileño argentina dirigida por André Ristum, una denuncia social a través de la observación de la vida y de sus habitantes en la gran ciudad de Sao Paulo. Distintas situaciones y diferentes personajes se nos presentan desde el inicio de la película, cada uno con su problemática, donde en un inicio vemos principalmente 8 situaciones: una bailarina de un club de alterne cuyo verdadero sueño es cantar, un locutor de radio con una enfermedad terminal, chica en estado de coma en el hospital tras un accidente, señora con problemas psicológicos recluida en casa, una madre soltera a punto de perder su trabajo, hombre pluriempleado con el objetivo de acabar sus estudios universitarios, empresario obsesionado con el sexo, y un teleoperador introvertido al que no le gusta su trabajo.

Dichas historias, se van sucediendo al principio de la película, a un ritmo lento que  supone demasiada información de situaciones muy dispares, que incluso puede aburrir o perder al espectador porque no se termina de encajar a los protagonistas. Pero conforme la obra va avanzando y se descubre que los personajes y sus historias tienen relación unas con otras, te vas adentrando en ese mundo, cuyas tramas están enlazadas narrativamente por la soledad de cada individuo.

Es un cine con una  gran carga emocional, una denuncia social a las supervivencias individuales que los ciudadanos de una metrópoli como Sao Paulo, pueden sufrir de diferente forma unido a su vez a la multiculturalidad del lugar. Donde se es consciente de que una gran capital te lo puede dar todo, pero a su vez no tienes nada.  La película está cargada de silencios, que permiten al espectador divagar por esa negatividad cotidiana y latente durante todo el desarrollo.

Además de la problemática social, el largometraje también habla del mundo, del cielo, de como las historias avanzan y como malgastamos la mayoría de nuestro tiempo en diferentes situaciones, sin pararnos en lo realmente verdadero, cuando nos damos cuenta, la vida pasa. Pero en cierto modo, un eclipse lunar anunciado desde el comienzo de la obra, refleja un punto de inflexión en la situación de cada uno de los personajes y que ocurre justo en un momento de catarsis para todos ellos, quizá el punto que les hace cambiar un poco el rumbo de la historia, un pequeño respiro a la esperanza de reconciliar relaciones personales, así como de la posibilidad de conquistar sueños en los que se emplearon mucho tiempo para conseguirlos.

Todas las situaciones fueron basadas en personas reales que inspiraron al director. A destacar de la obra el componente psicológico de los personajes donde la conciencia de cada uno brota intencionadamente. Son caracteres muy verdaderos donde a través de planos secuencias, el principal objetivo es conocerlos interiormente a un nivel bastante profundo.

Imprescindible hacer mención a la gran interpretación de Marieta Severo que encarna a un personaje muy fuerte, y que quizá es el que más destapa esa inestabilidad mental conseguida a través de la problemática vivida, pero también el que consigue el giro más pronunciado hacia la luz, el optimismo al cambio. Destacables también el montaje y la banda sonora de la película.

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