BLASS FRIDAY

Jorge Blass durante su actuación en «El arte de la magia». Fotografía de Carlos Freire

En un día donde las tiendas estaban a rebosar de fervientes compradores, el Teatro Isabel La Católica se inundó de magia y de personas que querían vivir la auténtica experiencia única del arte de Jorge Blass. Como ingeniosamente crearon los organizadores de Hocus Pocus Festival, se produjo el «Blass Friday» donde este ilusionador que lleva, no sólo el arte de la magia sino de la elegancia en la más bella expresión de ese término, se ganó por completo a todo el aforo y les dejó boquiabiertos con todos los juegos que tenía preparados.

Creo que son ya más de diez ocasiones que, en diferentes espectáculos, he tenido la suerte de ver el trabajo de Jorge Blass. La evolución puede ser la misma que el MagoMigue, quién le ha visto crecer desde la primera edición de Hocus Pocus Festival, ha sido testigo en estos años de este certamen. Pero hay algo intacto que siempre he descubierto que es único en su técnica. Su elegancia. Si bien es cierto, que en esas innumerables horas de ensayo, los magos deben mecanizar cada uno de esos movimientos para que los efectos sean, en la mayor medida posible, más naturales, Jorge Blass le añade unos gestos preciosos, una sonrisa que no decae y nos da la sensación que es la pareja perfecta de baile para cada una de las especialidades que domina y que supo mostrar, nuevamente, anoche al público granadino con su espectáculo «El arte de la magia».

Jorge Blass durante su actuación en "El arte de la magia". Fotografía de Carlos Freire
Jorge Blass durante su actuación en «El arte de la magia». Fotografía de Carlos Freire

El arranque de este mago siempre es con un truco en el que aparecen y desaparecen cartas de sus magos con una habilidad asombrosa. La magia también es un arte en el que el juego de luces es fundamental para complementar y ambientar la atmósfera que se requiera y, en esta tesitura, Jorge Blass también da lo mejor de esa sensación positiva que debe sentir el espectador al visualizar lo que está haciendo encima del escenario. Expresa la frase que más me gusta en este terreno, los niños seguirán siendo niños y los adultos se convertirán en niños. Como sólo este arte es capaz de lograr.

Jorge Blass practica la magia desde los 6 años y en este show complementa lo que ha aprendido en todo este tiempo. Respetando las habilidades más clásicas y haciéndolas particularmente suyas y aportando lo que las nuevas tecnologías le pueden brindar para su propio beneficio y sorprender al público. En esa vertiente más reconocida, un sobre que desde el principio contempla la fecha de la actuación de ayer y firmado por el público, se introduce en una urna con dos candados, cuya lleva es custodiada por alguien del público. Ya tenemos el hilo conductor que nos llevará al gran desenlace final. Una figura ya usada pero que, cuando se realiza con ese buen hacer, el resultado siempre resulta igual de satisfactorio.

Jorge Blass durante su actuación en "El arte de la magia". Fotografia de Carlos Freire
Jorge Blass durante su actuación en «El arte de la magia». Fotografia de Carlos Freire

Posteriormente, sale una bola de bolos de un bloc de dibujo, de una bola de papel volando por el patio de butacas se adivina una carta que escoge alguien del público, un móvil que parece que ha sido destruido por un ayudante de Jorge Blass aparece en una lata de cerveza, nos hace destruir cartas desde nuestra propia butaca que logramos unir mitad con mitad o vuelve a su complicadísimo pero reconocible ensartamiento de cartas con un sable (con la siempre acertada banda sonora de «Regreso al Futuro»).

Yo confieso que cada vez que realiza su truco del origami, es de esas ocasiones que cumples el requisito de los magos de no levantar muy alto la mano para ser la elegida, a quién Jorge Blass le entrega esa rosa maravillosa que suena con esa música deliciosa y acertada para el momento. El turno fue para Raquel pero esta soñadora periodista, seguirá en su ilusión que alguna vez le puede tocar. Para eso también sirve la magia.

Jorge Blass durante su actuación en «El arte de la Magia». Fotografía de Carlos Freire

Llegando a la parte final de «El arte de la magia», se producen momento realmente especiales como ese homenaje a René Lavand, mago por el que se han inspirado muchos otros como el propio Jorge Blass y a quién le recordó de una forma soberbia recordando su «no se puede hacer más lento», aunque en lugar de sus cartas Jorge utilizó una cuerda que brillaba como en un juego de cámara oscura e hizo algo simple, que no con simpleza, como le recordaba el propio maestro. Seguro que volvería a disfrutar esté donde esté como cuando tuvo la oportunidad de verle en directo.

Y también podemos visualizar las opiniones de mucha gente conocida y famosa sobre el arte de la magia y el poder que les encantaría tener. Pero la magia es capaz de sorprender al propio mago aunque cuando verdaderamente brilla en su esplendor, es con los niños. Con la acertada música de «Up», Jorge Blass regala a una niña del público un globo rojo que, logra que no se escape muerto de miedo como hacía referencia el propio mago de la cita de Ramón Gómez de la Serna. Pero también esa magia deja sin palabras a una chica que venía de Egipto y que, al ser elegida, nunca se esperaba subir al escenario, entrar en su facebook y que, uno de sus mejores amigos apareciera dentro de una caja. A la salida muchos intentaban averiguar cómo había podido suceder, pero la magia sigue siendo inexplicable y, ni falta que hace saberlo.

Jorge Blass despidiéndose del público en "El arte de la magia". Fotografía de Carlos Freire
Jorge Blass despidiéndose del público en «El arte de la magia». Fotografía de Carlos Freire

Y tras comprobar que las predicciones de esa urna cerrada todo el espectáculo se cumplen, llegamos a ese momento onírico ideal en el que se hace magia con cosas pequeñas que se hacen grandes. Una diminuta bola de papel que, sumergida en agua y abanicada por Jorge Blass, crea innumerables copos de nieve y el espectáculo se llena de felicidad mágica en un cierre, ya estilo de la casa. Estilo Jorge Blass. Como él expresa, si la magia no sale me llamo David Copperfield y si sale, me llamo Jorge Blass. Indiscutiblemente, él es Jorge Blass.

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