indecisa

Últimamente os estoy recomendando comedias sin pretensiones que funcionan para olvidarte de los problemas cotidianos, y te proporciona muchos momentos de risa bastante hilarantes que hacen falta para tener una buena sensación de disfrute en una película. Supongo que son las épocas, o que reconozco que particularmente me derrito ante cierto tipo de cine francés que me resulta agradable, fresco y que me divierte muchísimo.

En este caso la fórmula es el director y la actriz principal. Eric Lavaine ya consiguió conquistarme con su genial «Vuelta a casa de mi madre», que contaba con la misma protagonista Alexandra Lamy. Una gesticulante actriz increíble y maravillosa que te enamoras de ella y de todo su vestuario a medida que se van sucediendo las escenas, donde no te explicas qué rumbo va a coger en su vida y cómo puede meterse en tales clases de follones.

En la película que os mencionaba era una mujer de cuarenta años que tenía que volver a vivir en casa de su madre, y toda esa relación que ambas se tenían que soportar en favor de una convivencia apacible. Pues en este caso de «Historias de una indecisa», Alexandra Lamy es Juliette. Una mujer que es incapaz de tomar ninguna decisión en su vida, y siempre ha dejado que todos las personas de su entorno las tomen por ella. Este punto de partida rodeado de personajes totalmente alocados, y bien construidos en su evolución hacia las diferentes situaciones insospechadas con las que nos topamos en la vida de esta protagonista, consiguen que te contagies enseguida de ese surrealismo adictivo y que no se quite la sonrisa de la comisura de tu boca.

Además la película cuenta con una fotografía de paisajes de ensueño que ya, simplemente por descubrirlos, merece la pena viajar por toda la historia que te van contando e, igualmente una banda sonora más que adecuada que permite que la sensación de estar viendo una trama fresca que regala constantemente sensaciones que merecen la pena.

Ella tiene que decidir por dos hombres que, son de película y de cuento de princesas. Perfectos, especiales y que quieren cambiar el rumbo de sus vidas nada más conocerla. Eso jamás ocurre en la vida real, y se sabe, pero no se puede negar que verlo en gran pantalla aunque no te creas ni la mitad de lo que casualmente siempre le va sucediendo a esta indecisa inquieta, da envidia pero a la vez gusta para deleitarnos con la posibilidad ficticia de esos sueños de comedias como esta.

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