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«Sin rodeos» tiene un problema fundamental, no se disfruta de una manera más intensa si se ha visto el trailer de la película. Perjuicio que tienen muchas películas de desvelar demasiado muchas escenas que luego no tienen ese shock tan bueno para sorprenderte en esas situaciones, aunque afortunadamente hay muchas más oportunidades por las que merece la pena pasar una buena tarde de cine viendo este escalafón de «likes», «influencers» y demás términos muy «friendly».

Santiago Segura ha dirigido un guión muy inteligente en el que todos los actores llevan a cabo el rol que saben desempeñar, y cuenta con una maestra de ceremonias que es pura verdad en la angustia y el estrés que pasa por su cabeza, y cómo necesita salir de esa vida para ponerle una solución real que le pueda albergar esperanza para tener un futuro feliz.

Maribel Verdú se pone en la piel de Paz. Una mujer que puedes ser tú o yo un lunes levantándote de mala leche sin un café. Teniendo que aguantar malas contestaciones, desprecios y más que nada la ignorancia de la gente que le rodea, cuando ella quiere expresar sus propios problemas. A la hora de ponerle remedio, recurre a un gurú bastante peculiar que le ayuda a decir sin filtros lo que le pasa por la cabeza. Y ese escalafón supone una retahíla de frases sentenciadoras y formas de actuar, que en tu interior como espectadora quisieras copiar y reproducir absolutamente todas, para sentir esa sensación de desahogo y alivio que nos vendría tan fundamental en nuestro día a día.

No se le puede pedir nada más que lo que ofrece. Un rato divertido donde hay gags muy buenos que te levantan más de una sonrisa y otros más esperados, pero que no alteran el buen rollo de la historia y que se salga con una buena sensación desde el patio de butacas. No se olviden de quedarse hasta el final, que el momentazo musical es el colofón perfecto para que «Sin rodeos» sea la película que andas buscando para olvidarte de tus problemas cotidianos y «sufrir» de una forma más divertida con los de la protagonista. Aconsejo tomar buena nota de alguna de esas lindezas sin filtro o acciones sin desenfreno, porque serían interesante copiarlas para nuestros propios instantes «sin rodeos».

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