Crítica «Justo a tiempo» – Teatro Echegaray
EL TEATRO A TIEMPO
Síndrome Clown se van a convertir en especialistas de hacernos pensar sobre nuestras propias excusas. Y encima lo contextualizan en un marco de humor, donde te ríes de esa manera sana en la que la comicidad se creó para hacer la vida más agradable a los demás. Son capaces de hablarte directamente de aquello que no le quieres escuchar a tu madre, que ya estás cansado de que te lo repita y que no quieres asumir que debes modificar de tu rutina. Ellos toman ese partido pero, a la vez, te hacen valorar y comprender por qué tienen razón en cada una de las propuestas planteadas al público mientras realizan la labor de reírse de ellos mismos. Es un ejercicio que ya asumieron con gran acierto en «Mejor es posible», y que repiten en «Justo a Tiempo».
Práxedes Nieto y Víctor Carretero nos explican, los diferentes tiempos que existen, cómo se valora el tiempo nuestro, el de los mortales que nos levantamos temprano y vamos a trabajar contraponiéndose al que gana una millonada, y finalmente nos desmontan todo nuestro abanico de excusas haciéndonos ver, incluso de manera gráfica y muy colorida, en qué invertimos nuestro tiempo cada día.
La conferencia teatral se hace amena, y los recursos de los dos payasos en comedia los saben utilizar de una manera exquisita y muy agradable de disfrutar, interrumpiéndose, echándose en cara muchos reproches y en el momento que menos te lo esperas, lanzando ese mensaje que pretenden hacernos llegar, mediante el gran trabajo y empeño que se nota que han preparado para llegar al objetivo final. Que nos dejemos de quejar tanto y planifiquemos con mejor eficiencia nuestro tiempo. Y siguen utilizando su fórmula del espectáculo anterior porque garantizo que, de igual forma, nos hacen muy felices a los que somos público de estas enseñanzas escénicas.
Aunque también he de reconocer que echo en falta un poco más de descaro y crítica que sí encontré en «Mejor es posible», quizá también porque ese factor sorpresa ya se desgasta al conocer el funcionamiento de lo que pretende Sïndrome Clown con sus espectáculos, pero esas ideas más críticas y contundentes se suavizaban a veces con gags y propios ejemplos de estos artistas, y yo esperaba esa identificación más específica o esa comparación con toque final de moraleja que pusiera más en tela de juicio esos comportamientos nuestros, que no tienen justificación en la mayoría de los casos, ni aunque nuestro día a día pudiera ser más complicado.
Pero en general, no se pierde el tiempo y merece la pena que esas horas libres las pasemos en el teatro y descubramos esta intención tan adictiva, y que a la vez te hace reír tan sanamente, que Síndrome Clown sigue logrando con sus propuestas. Es difícil mantenerse en ese camino y voy a consumir todo el tiempo que pueda en arropar y animar a ser asistente a todas las conferencias que me hagan ser e identificarme de esas características tan payasas. Y siempre justo a tiempo.
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