LOPE ES COMEDIA, MATEMÁTICA, CUERPO, AMOR Y DESEO

Entre los muchos factores de emoción a la hora de defender un trabajo artístico tan personal, se encuentra la forma de ser tan arrolladora de una mujer tan profesional como Marta Poveda.

La directora y protagonista de «La francesa Laura» ha implicado todo el amor a su trabajo más un sueño materializado de pisar unas tablas tan especiales como las del Corral de Comedias, y ya desde por la mañana en la rueda de prensa de presentación de la función ya le temblaba la voz de pensarlo, y trasladarse con su imaginación a ese momento que pudimos contemplar unas horas después a la noche.

Esta circunstancia tiene que ver con la valoración de este montaje. Sin ese amor y entrega, no habría salido «La princesa Laura» con esta organicididad tan pura que habla de ese Lope, tan actual que remarca nuestra inteligencia pero también nuestros miedos y agravios en estos personajes que conocemos de nuestra literatura de esta época. Podemos descubrir que no hay trampa ni cartón, y que todo ese amor al texto más un arduo trabajo de investigación por parte de la «Fundación Siglo de Oro», logran el resultado de hacernos llegar esta obra muy desconocida del maestro, y seguir demostrando que fue alguien adelantado a su tiempo cobrando un valor para seguir reivindicando aspectos importantes en este siglo XXI.

Centrándonos en lo que pudimos sorprendernos en el Corral de Comedias está el trabajo corporal. Este deseo que refleja el amor que se tienen los dos protagonistas, donde la trama transcurre en Francia y gira en torno a Laura, hija del duque de Bretaña y casada con el conde Arnaldo, aunque el moncarca El Delfín, heredero al trono de Francia, se encapricha de ella y se dispone a cortejarla a cualquier coste, esa atracción se materializa en escenas donde se trabaja mucho con la danza, el movimiento desde la entraña más profunda y unas miradas muy potentes que reflejan esa sexualidad que busca cada personaje en su objetivo concreto de la obra. Esa labor será fundamental en las transiciones de cada una de las escenas, y que la gente vaya poniéndose en ese contexto de hablar de nuestras emociones más puras.

La música con el violín al que da vida Manuela Morales, y un ukelele que también surge de la mano de Jose Ramón Arredondo también forma parte de ese camino cortesano, destensando todos esos sentimientos tan intensos, al igual que también utilizan el humor. Debo confesar que, entendiendo que es necesario y que en Lope es clave la comedia, hay ciertos gestos o banalidades que no despertaban mi risa cómplice y reconozco que en ese aspecto soy algo complicada, pero me hubiera gustado que esa parte se hubiera desarrollado de otra manera.

No me quiero olvidar que siendo ya consciente de la impecable trayectoria de Marta Poveda, a la que le agradezco que con esa sinceridad tan apasionada, haciéndome ver que es de las mejores representantes para que este tipo de textos sean llevados por su alma artística y sensibilidad teatral, y emocionándome cuando ha golpeado con ilusión las tablas del Corral de Comedias, destaque a sus compañeros increíbles que me han dejado boquiabierta con su trabajo sobre todo con sus voces declamando el verso con todo los arcos diferentes que tenían que solventar, e igualmente con su capacidad de permeabilizarse en diferentes personajes. Mencionada Manuela Morales y José Ramón Arredondo, también están Ángel Ramón Jiménez, Agus Ruiz, Leticia Ramos y Martín Puñal. Era increíbles verles en esos momentos en donde había un doble juego en escena, en diferentes planos, porque el público podía estar pendiente a todo y te aportaba detalles interesantes para seguir el núcleo principal de la historia.

Decían en la función de «La francesa Laura» que nos gobierna un gusto y un alma nos provoca. Nos cuesta mucho reconocer que somos así, pero es nuestra naturaleza y cuando brillantemente te la muestran, nos seguimos cerciorando que hablamos de mismas inquietudes pasen los siglos que pasen. Y si encima, despojamos nuestros celos y agravios pues que muestren más enredos para liberarnos de nuestras máscaras.

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