DEL ORDENADOR AL MUNDO REAL

Javier Coronilla, diseñador de animatrónica. Fotografía de Mai Serrano.
Javier Coronilla, diseñador de animatrónica. Fotografía de Mai Serrano.

Si les pregunto cual es la labor de un diseñador de animatrónica. Igual podemos aventurarnos y acercarnos a lo que concretamente se encarga, pero creo que no es de las profesiones que se consideran más valoradas y que es interesante conocer todo lo que mueve para participar en una película. Son profesionales que dan vida a personajes que precisan de la máxima naturalidad posible para ser totalmente verdad en una historia. Y de ello, entre los pocos profesionales que existen en Europa, se encarga Javier Coronilla que ha tenido la amabilidad de contarnos todo ese gran trabajo que se ve, pero se desconoce, en esta entrevista.

P: Si estás en una mesa con gente conocida y gente que no y les tienes que explicar a qué te dedicas. ¿Cómo lo haces?

Javier Coronilla: Para empezar intento no explicarlo. Intento no entrar en ese tema, pero bueno mi trabajo sería crear los mecanismos que van dentro de las criaturas en las obras audiovisuales. Normalmente es cine, pero también en televisión o el medio en el que sea. Mi trabajo es ese. Crear los mecanismos para que parezcan que están vivos. Eso es lo que hace un diseñador de animatrónica.

P: ¿Y la gente normalmente sabe o conoce todo el trabajo que hay detrás de lo que tú haces?

Javier Coronilla: La gran sorpresa del trabajo es que es físico. Por mucho que expliques que trabajas haciendo criaturas o mecanismos, la gente lo asocia a que utilizas el ordenador. Ya es cuando sacas el móvil y enseñas alguna foto que puedas enseñar, y dices «ah es que esto está construido de verdad». Claro, porque nuestro trabajo es hacerlo de verdad. Tecnológicamente hacemos cosas con el ordenador a nivel de trabajo, pero nosotros lo que hacemos es el monstruo o el personaje físico que está ahí en pantalla. Esa es la magia pura del trabajo.

P: ¿Se trabaja siempre de la misma manera o depende del proyecto?

Javier Coronilla: Cada proyecto es muy diferente. Cada año se van dando pasos, yo empecé haciéndolo todo en dibujo técnico, después hemos pasado al ordenador y después hemos pasado al escaneo 3D. Son pequeños saltos que se van dando. Si lo miras desde cuando yo empecé que era todo analógico o cuando empiezas te es más cómodo, y yo ahora mismo solo empleo las manos al final del proceso. Todo viene con un escaneo 3D, lo diseñas en el ordenador, lo construyes en el ordenador, y una vez construído y ves que funciona, lo construyes en la realidad utilizando todos esos planos. Empiezas en el ordenador pero lo sacas del ordenador al mundo real. Así es como lo estamos haciendo en este momento. El proceso sin utilizar nada de tecnología, se hace más largo. Si el escultor hace la escultura del personaje, eso va a molde y se sacan una serie de piezas que tardan una semanas y, después todas esas piezas vienen a mí para que yo haga mi parte del trabajo. Si yo tengo un escáner 3D, escaneo la escultura mientras ellos sacan los moldes y las piezas y yo voy construyendo en el ordenador, cuando a mí me llegan esas piezas yo he ganado una semana de trabajo, entonces se hace más que nada por eso. Las grandes producciones tienen el tiempo muy justo y tienes que ganar el tiempo que sea.

P: Para mí tu labor es más complicado cuando en cada película, tienes que trabajar con un equipo diferente de personas

Javier Coronilla: No hay tanta gente haciendo este tipo de cosas, yo siempre lo asemejo como cuando estás en un grupo scout y vas de campamento, y te encuentras con el típico amigo con el que te cruzaste el año pasado. Pasa un poco eso. Vas a diferentes proyectos pero siempre cae gente que conoces. En cada taller hay su historia, pero la vas aprendiendo. Es parte de lo bonito de este trabajo creativo, que cada cosa es diferente para bien y para mal. Todo es muy creativo hasta que tiene una fecha de entrega. Un pintor puede dedicarle el tiempo que quiera para rectificar y crear su obra, y en mi caso si me dicen que tiene que estar el martes porque se rueda el miércoles tiene que ser así, con lo cual la creatividad con tiempos de entrega es bastante complicado.Es que un rodaje es toda una industria, se establece todo desde meses antes, tienes unas planillas hasta la última información de qué se rueda tal cosa y se pueden cambiar esas fechas para bien o para mal, retrasándote o adelantándote la entrega para que se pueda rodar.

P: Y no hay excusas, sí se tiene que entregar en ese momento, debe ser así

Javier Coronilla: No hay ningún tipo de excusa. Están las trampas del negocio pidiéndole a producción un poco de coba, pero eso ya no depende de mí. Todo es estricto y hay que respetarlo porque hay mucho dinero en juego en una gran producción. Y si no, es contraproducente porque llegan los de digitale. Si no está listo físicamente, o no se encarga directamente, o si no puedes asegurar que estará, se encargará directamente el de digitales.

P: ¿Cual es tu momento más crítico en el proceso?

Javier Coronilla: Yo construyo al personaje pero eso lo maneja un actor. Hay actores que están especializados en manejar personajes, tú lo construyes, lo seteas y le enseñas cómo pueden encontrar al personaje. Básicamente es como un avatar. Tiene que encontrarse dentro del personaje. Se tiran horas ensayando y probando hasta que se encuentran en el personaje. El nombre técnico de lo que hacen es «puppeteer», que sería «titiritero» en español, aunque en España se utiliza una palabra que a mi me parece muy fea que es «manipulador».

Javier Coronilla, diseñador de animatrónica. Fotografía de Mai Serrano.
Javier Coronilla, diseñador de animatrónica. Fotografía de Mai Serrano.

P: ¿Y cómo llevamos el término «muñecos»?

Javier Coronilla: Yo hago personajes. Yo trabajo en el departamento de criaturas, en general. Criaturas mola, muñecos no mola.

P: ¿Y «bichos»?

Javier Coronilla: Bueno depende en qué contexto. Es como lo de friki, que también depende del contexto.

P: En España no hay tantos especialistas en diseño de animatrónica

Javier Coronilla: No hay cultura de este tipo de cosas. En Inglaterra está más culturizado. Cualquier tipo de tienda o empresa, suele tener una marca corpórea. No son letras, es un personaje. Ellos intentan asociar su imagen de marca con un personaje, para que tu identifiques esa marca. Aquí no tenemos ese tipo de bagaje, pero sí que lo hay en otro tipo de cosas, por ejemplo en atrezzo que es muy cotizado. Es que aquí no se han hecho nunca criaturas, de hecho ya no hay cine de ciencia ficción. El cine de personajes, de este tipo de cosas, no sabemos hacerlo. Y cuando lo hemos intentado, no ha salido. Quitando Un monstruo viene a verme y cuatro cosas más. Hay gente muy capacitada pero no se le da el dinero.

P: ¿Cómo descubriste este mundo?

Javier Coronilla: Yo empecé con una productora en Cádiz con 20 años y 3 socios más. Eramos muy cafres e hicimos cuatro proyectos, Capitán Alatriste, La carta esférica, Manolete y un vídeo de La Mala Rodríguez que se llevó un Emmy, Malamarismos. Esos fueron los cuatro proyectos que hicimos con la productora. Yo luego me fui a Madrid, los chicos tomaron otro camino, y me fui a una empresa a hacer decorados y efectos especiales pero nada de animatrónica. De ahí salté a Londres pero el bagaje es largo.

P: De estar en Madrid a tomarte un bocadillo en el «Halcón Milenario»

Javier Coronilla: Yo no soy fetichista de actores. Personalmente es agradable cruzarte a Mark Hamill por un pasillo, pero no tengo ese fetichismo. Mi fetichisimo es tomarme un bocadillo en el «Halcón Milenario» o una de las tardes que estábamos haciendo a Yoda, vino Frank Oz, y como nos conocemos todos, quedamos al finalizar en La tienda de los horrores, alquilamos con nuestro dinero la sala de Pinewood Studios y se vino Frank, y estuvimos viendo La tienda de los horrores con él. Podíamos parar la proyección y preguntarle todas nuestras dudas acerca de cómo lograron hacer los personajes de esa película. Era un reunión de compañeros, viendo una película y preguntándole cómo se giraba esa raíz, por ejemplo. Uno de los más veteranos se trajo, incluso, un álbum de fotos de Polaroid de ese rodaje, porque nosotros trabajamos ahora con una confidencialidad brutal pero no la había cuando se hizo la película en los años 60. Ahí estaban todos los secretos y yo estaba que moría de felicidad.

P: Esa época tenía su encanto en las producciones que, muchas veces, es lo que algunos critican que se pierde en las películas de ahora

Javier Coronilla: De hecho, en esta película en concreto, tú veías que la planta se mueve a una velocidad que no es físicamente posible con ese peso. Preguntamos y nos dijeron que al rodar, que tuvieron 6 meses de ensayo cosa que hoy en día es imposible, estaban haciendo pruebas y al grabar en Betamax, cuando rebobinaron la cinta, vieron que ahí estaba el movimiento. Calcularon y rodaron hacia atrás muy lentos, luego lo reproduces a 24 por segundo y así lo consiguieron. La evolución tiene muchos millones de años para pasar de un ser unicelular a un lagarto, yo tengo cuatro semanas para que el lagarto mío sea el lagarto que ha tenido tantos millones de años de evolución, ahí tiras de creatividad, de llanto, de horas y de fines de semana y de lo que haga falta. Eso es lo malo del trabajo, es interesante pero con unas fechas de entrega muy justas.

P: Al ver una película y ver que tu personaje cobra vida, te debe entrar una emoción especial porque es «tu niño» el que está en la película

Javier Coronilla: Yo cuando veo una película es como sino la hiciera yo, tengo esa capacidad de que aunque vea una de las películas en las que he participado y diga «le veo el truco». Pero sí que hay veces, que ves ese personaje y dices «ahí estaba yo». Llevan parte tuya. En Star Wars, es más complicado porque son personajes que llevan mucho bagaje detrás, muchas normas y mucho estrés. Llega un momento que empieza a gustarte más un proyecto más «pequeño», pero que tiene un poco más de libertad. Por ejemplo en Un monstruo viene a verme, ese «bicho» está impregnado de todos los que lo hicimos. Ese es nuestro niño. Y después la película es casi completa en digital pero ese es tu niño. Ese sí lleva una parte tuya. Pero en películas como Star Wars no tengo esa sensación de decir que lleva parte mía. Estás ahí y te ves en créditos en azul y te quieres morir, pero es un trabajo. No tienes esa sensación de pasártelo bien sino de estar currando muchos meses, pero no es ese amor propio de que sean tus niños.

P: No me puedes adelantar ningún proyecto por esa confidencialidad que hemos hablado, pero personalmente ¿por donde quisieras seguir evolucionando en tu carrera como diseñador de animatrónica?

Javier Coronilla: A mí me encantaría estar en Andalucía y trabajar aquí todo el tiempo. Pero por confidencialidad ellos no van a mandar ningún trabajo sensible fuera de la zona que ellos tienen controlado. Es muy complicado. He hecho algún trabajo y alguna historia desde Andalucía, pero Star Wars no. Star Wars se hace en Pinewood Studios, y lo que pasa en Pinewood Studios, se queda en Pinewood Studios. Es la maldición de mi trabajo. Yo estoy destinado a trabajar así porque quiero seguir en este nivel, hay un mundo por descubrir en cortometrajes, producciones más pequeñas o teatro, pero cuando pruebas lo bueno, ya no te vale lo demás. Yo soy autónomo, la gente piensa que yo trabajo para Disney, yo no trabajo para Disney, yo trabajo para mí mismo. Yo llamo a las grandes producciones para enterarme de cuando están buscando a los profesionales para el diseño de animatrónica y quién las está llevando. Es una labor comercial de presentarme en el tiempo para que me cojan para esos proyectos. Es muy complicado porque somos muy pocos en Europa, unos 15 o 20. Incluso tienen problemas cuando se hace Star Wars, porque para otras producciones no tienen profesionales y una misma persona se tiene que encargar de más departamentos.

Javier Coronilla, diseñador de animatrónica. Fotografía de Mai Serrano.
Javier Coronilla, diseñador de animatrónica. Fotografía de Mai Serrano.

A saltos entre San Fernando y los estudios Pinewood de Londres, este diseñador de animatrónica no para de aprender en su profesión y mantiene esa ilusión de participar en todos los grandes proyectos que pueda. Es un buen ejemplo de saber buscarse la vida y particularmente un lujo que te pueda contar de esa manera tan cercana, cómo puede ilusionar a tantos espectadores con su talento. Le deseamos lo mejor a Javier Coronilla y que pueda seguir haciéndonos soñar en el cine en muchos más proyectos.

Si queréis escuchar la entrevista con Javier Coronilla, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-javier-coronilla-audios-mp3_rf_24583197_1.html

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter