TODO POR ROSANA

Adolfo Fernández y Susana Abaitua dieron una auténtica lección teatral en su primer día de función en el Teatro Echegaray de Málaga. Volverán a repetirla, hoy viernes 1, a las 20:00. Unos elementos minimalistas que ayudan a contar una historia con muchos matices.

Lorenzo Silva debe estar contento. «La flaqueza del bolchevique», en esta versión teatral, muestra un absoluto respeto por la novela original y plasma de una manera puramente atractiva todos los elementos que le hacen ser una novela de alta calidad entre el público.

Apoyados simplemente por pocos elementos y su propia voz. Adolfo y Susana muestran toda la historia de su casual encuentro y cómo les trastoca en sus propias convicciones y las reglas que particularmente se habían impuesto. Entendemos la naturalidad de sus actos pero más que nada, el espectador se enamora de sus miradas y de su complicidad. De ese trabajo intenso que solamente ellos conocen por todos los días repitiendo y marcando movimientos y dándose pie en los diálogos y que la magia del teatro y el buen hacer, consiguen un magnífico resultado en el que te llevas una historia en la que no paras de descubrir muchas conclusiones que te aportan los personajes.

Adolfo lleva el traje a medida de este hombre sin nombre que representa totalmente desnudo ante el público, y no lo digo porque se pueda en un momento dado quitar hasta la corbata. Digo que se desnuda de alma y luego se viste con la construcción de esta persona antisocial que cree tener la razón de todo y que le acompaña una ironía muy especial, que siempre me hace bien en lo que escribe Lorenzo Silva. Adolfo es capaz de reírse hasta de su propia situación de interpelar con el público y todo ese juego provoca que la sorpresa sea constante y que no puedas dejar de preguntarte qué más puede deducir sobre la vida y las relaciones humanas.

Susana Abaitua es un descubrimiento que el teatro no debe dejar escapar. Y yo como teatrera que ha podido disfrutar de lo que se ofrece en un escenario desde los 13 años, he tenido la ocasión de ver ante mis ojos muchas actrices y actores jóvenes, muchas promesas que he visto que se quedan atrás de su paternaire o que han escogido trabajos más comerciales en detrimento de marcarse un propio reto. Susana tiene una luz especial. En cómo se mueve y en cómo lo dice. Es la Rosana perfecta. E incluso he podido vislumbrar esas marcas de generosidad con su compañero. Un gustazo verla actuar y estaré más que pendiente de la evolución que tenga y espero y deseo que sea por este camino.

«La flaqueza de bolchevique» es una constante reflexión con marca lorenzosilvaniana cuyo montaje es una delicia para quién quiera tener diferentes sensaciones desde una butaca. Para quién opte por descubrir el camino tan difícil de estos dos actores que parece que lo hacen fácil. Ser conscientes de nuestras propias miserias y, como no, de nuestras propias flaquezas. Un ejercicio imprescindible. Una pareja teatral a la que admirar.

Desde ya empiezo a dividir el mundo en soplapollas, eventuales de mierda y budas.

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