LA REINA DEL MIEDO

Crítica realizada por Ana Sonia Macías Martín

Valeria Bertucelli en la rueda de prensa de "La reina del miedo"
Valeria Bertucelli en la rueda de prensa de «La reina del miedo»

Esta obra escrita, dirigida y protagonizada por Valeria Bertuccelli no podía tener un nombre más acertado, La reina del miedo.  Robertina, su protagonista,  tiene temor a todo tipo de situaciones que la vida le pone por delante, a la oscuridad, a que le roben, a su trabajo, a la pérdida de un ser querido, a la soledad… Pero esa emoción no solo la vemos en ella, sino en el resto de personajes que aparecen en escena, que de alguna manera, siempre reflejan un temor; así la emoción del miedo se convierte en el motor; el hilo conductor de la historia.

Robertina es una actriz de gran éxito, pero el pánico a vivir, unido a todas las situaciones negativas que la envuelven, como la reciente ruptura sentimental, la enfermedad terminal que sufre uno de sus mejores amigos, o el estreno impredecible e incierto de su próxima obra de teatro, le provocan vivir en un continuo estado de tensión que la convierten en un personaje inseguro, aprensivo e inestable con sentimientos de culpa y tintes depresivos. Esto provoca que el espectador se plantee cuestiones  actuales como si llevamos la vida que queremos, cuáles son nuestros miedos y cómo los afrontamos. A pesar de este escenario, se suceden momentos de humor donde la carcajada se despierta en el espectador y rompe la negatividad continua de la obra.

Con respecto a la los aspectos técnicos de la película, se puede destacar la iluminación que sorprende desde el primer plano con esa bonita imagen de la protagonista durmiendo sobre su cama, mostrando una habitación levemente iluminada por una lamparilla en la mesita de noche, tonos muy apagados en la oscuridad que contrastan y en algunos momentos cambian radicalmente de una escena a otra, a un blanco muy intenso durante el día. Lo que se puede considerar una similitud con los cambios de estados de ánimo de la protagonista.

Un montaje perfecto que va de la mano con las emociones que la protagonista va desarrollando durante la historia. Una interpretación impecable con giros de estados de ánimo muy fuertes, con momentos donde los miedos hacen que el personaje se paralice y se venga abajo, y en otros donde ese estado de ánimo hace que aflore una fuerza impresionante. El único pero de la obra puede ser un final no muy entendible y demasiado abierto.

Después de un resultado tan conseguido y tras enfrentarse al reto de escribir, dirigir y protagonizar su propia obra cinematográfica, sorprende ver a una Valeria Bertuccelli tan chiquita en la posterior rueda de prensa, donde descubrimos su humildad profesional y el reflejo del personaje de ficción en su personalidad. Rememorando palabras de su padre en las que le afirmaba cuando ella era pequeña  que “valiente no es el que no tiene miedo sino el que lo tiene que afrontar”.

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