LA GENIALIDAD DE CONTAR LO QUE NO TIENE SENTIDO DEL MUNDO

Mejor no ha podido empezar esta edición del Festival de Teatro de Málaga con una de las mejores ovaciones instantáneas nada más acabar la función de «Lluvia constante». Un ejercicio teatral de la más alta calidad que supera retos emocionales con pocos elementos y con el mejor trabajo y entrega posible de los dos actores protagonistas.

Los elementos que forman «Lluvia constante» nos marcan ya ese ambiente más oscuro y dramático. Una pared que envuelve todo el escenario y puede marcar una casa, un callejón, una comisaria de policía o una calle donde no querrías pasar en ningún momento del día. La grandeza de esta obra es cómo logra que logres ubicarte en cada momento y en cada exposición tanto de Roberto Álamo y Sergio Peris-Mencheta. Que sepas cuando se habla de la propia casa de uno de los policías, cuando estamos presenciando un interrogatorio o cuando van a realizar una detención, es un ejercicio teatral que requiere mucha destreza y que superan ambos actores con creces. Y sólo es un ejemplo de lo mucho que han representado y transmitido solamente con esos recursos.

Dani y Rodo cuentan una historia muy extrema, que llega a unas consecuencias muy duras y que, en el terreno de la ficción se antojan con mucho dolor y pesadumbre. Pero tengamos en cuenta su condición de policías y de seres que han sufrido a lo largo de su vida. Que se han refugiado en sus propios problemas y no han encontrado la manera de solventarlos para sus propio beneficio. No se hablan entre ellos, de verdad. Sólo se recriminan o se gritan. No hallan la forma de comunicarse para transmitir lo que están sintiendo y lo mal que lo pasan. Y lo que deriva de ello, son malas decisiones, una tras otras y egoístas al fin y al cabo. Al presenciar esa secuencia como espectadora, uno puede deducir que eso no ocurre en la vida real pero al salir del patio de butacas, pensaba en verdaderamente otro tipo de situaciones que pueden transcurrir de forma similar. Y lo mejor de todo, es que he creído y he visualizado cien por cien lo que iban narrando y más que nada, lo que iban transmitiendo con su propio cuerpo.

Evidentemente, se debía contar con dos de los mejores actores que pueden disfrutarse encima de un escenario pero, además, ayuda esa corpulencia física y destacadamente ese sacrificio y generosidad que derrochan tanto Roberto y Sergio en sus personajes. Yo escribía, refiriendo al «Misántropo» de Miguel del Arco que lo que realizó en esa adaptación es una de las razones por las que el teatro debe existir. No me gusta repetirme pero debo hacerlo. Temblar como me ha titiritado todo el cuerpo durante «Lluvia constante» hace que ser espectadora de teatro merezca la pena y soy una auténtica privilegiada por sentir el trabajo de estos dos actores fuera de serie.

He tenido simplemente miedo porque al principio había una interpelación continua con el público que me estaba resultado molesta por los comentarios superfluos que suele tener el espectador cuando le generas demasiada confianza, menos mal que luego juegan con ese diálogo con menos profundidad, aunque manteniendo esa respuesta. Y entendiendo que, en ocasiones, en el texto y en la forma de decirlo se usa el humor para relajar esa tensión, no he podido reírme por estar tan metida en toda la historia y ambiente que se estaba describiendo. Eso me ha hecho sentirme un poco desubicada pero enseguida volvía a meterme de lleno en ese relato. Con lo cual, esta adaptación de David Serrano ha tenido un trabajo muy detalloso cuyo resultado es el adecuado para cualquier respuesta diferente.

«Lluvia constante» es sorpresa permanente, es una evolución de los dos personajes meteórica y un auténtico placer que debe contemplarse en el teatro. Va a ser difícil pero propongo ese desafío. El Festival de Teatro de Málaga no podía empezar con mejor andadura y lo complicado es superar todas las luchas, vicisitudes, dudas, complejos y argumentos que han llegado a mi alma y que me han hecho pensar tanto en esa afirmación que ha hecho Dani, el personaje de Roberto Álamo, sobre las cuestiones sin sentido que pueblan este mundo. Y son las que nos hacen tomar partido y seguir adelante todos los días. Teatro de verdad y de corazón. Ojalá haya más durante todo este recorrido de esta edición.

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