los-hijos-3 Es impresionante que una creadora tan joven como Lucy Kirkwood haya podido plantear una obra de teatro como ésta, aunque bien es cierto que hay una joven generación comprometida con el planeta que está sabiendo reconocer y reflejar los graves problemas de no estar cuidando nuestro mundo, y en el caso de esta función de «Los hijos» utiliza este contexto para que conozcamos las decisiones fundamentales que tenemos que tomar parte de nuestra vida, y las consecuencias que derivan de ésta, y así surge como resultado esta obra cuyo director, David Serrano, siempre pendiente a dejarse emocionar por autores contemporáneos y descubrir talentos como éste, no ha podido escoger a un elenco más perfecto con Adriana Ozores, Susi Sánchez y Joaquín Climent. De verdad que nada más por ver a estos talentazos en escena, merece la pena estar sentado en cualquier patio de butacas para contemplarla.

«Los hijos» habla sobre tres físicos ya retirados que en el pasado trabajaron en una central nuclear y que no se han vuelto a ver después de 30 años. Al principio estamos perdidos en cuanto a las piezas que unen su relación, los personajes juegan al despiste y a las ambigüedades, y no queda nada claro por lo que el ritmo a veces de la propia función se queda algo desangelado, y la propia buena labor de los intérpretes hace que puedas ir retomando el hilo de vez en cuando, pero ante esa estética y atmósfera más fría reconozco que en ocasiones se me hacía algo tedioso ir siguiendo los diálogos y que mi interés se fuera manteniendo.

Y creo que es una propuesta hecha a conciencia porque en ese momento que parece que no hay nada que se pueda entender, se produce ese momento clímax en el que las relaciones y las pretensiones se entienden perfectamente, y ya es el momento que se disfruta especialmente hasta el final de la obra. Es un riesgo pero a la vez ese efecto es sorprendente, y te permite analizar mejor los simbolismos tanto de nuestra propia conciencia ante lo que estamos haciendo con nuestro mundo, como de lo que significa el haber tomado decisiones personales hacia un camino, y no hacia el otro. Un disfrute de energía teatral.

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter