LOS LIBROS, A VECES, SON TESTIMONIOS TAMBIÉN DE LOS AUTORES

Mikel Santiago firmando nuestro ejemplar de "La isla de las últimas voces". Fotografía de Carlos Freire.
Mikel Santiago durante nuestra entrevista. Fotografía de Carlos Freire.

Mikel Santiago ha hecho su mejor ejercicio de honestidad en su cuarta novela, «La isla de las últimas voces». Sentía la necesidad de contar esta historia de una caja misteriosa que aparece en la sombría isla escocesa de St. Kilda. Y resulta un acierto porque construye una trama con una atmósfera muy claustrofóbica en la que destacan dos protagonistas que, de manera diferente, se enfrentan a las consecuencias de todo lo que va sucediendo que son Carmen y Dave. Un interesante relato en el que el propio escritor nos detalla en esta entrevista.

P: Son dos protagonistas pero me ha encantado cómo has resuelto el personaje de Carmen

Mikel Santiago: Carmen surgió como de entre las tinieblas. Realmente fue un personaje que se abrió camino a codazos. Esto lo digo porque muchas veces cuando vas concibiendo una historia, tienes algún personaje que ya claramente desde el principio piensas que puede ser el protagonista. El primer protagonista del libro era Dave. Yo cuando empecé a escribir la historia, tenía las escenas de Dave, pensaba que él iba a terminar naufragando con su avión, que iba a terminar llegando a la isla y que él se iba a abrir camino y la historia se iba a desarrollar desde su punto de vista. Eso fue como mi primera visión de la historia. Pero cuando se me ocurrió que Dave, con todo esto que le pasa, iba a tener que estar reposando un ratito y recuperándose atado a esa cama al principio de la historia, pues pensé que «La Caja» llegaba al pueblo y ahí podía hacer muchas cosas. Podía hacer una historia coral desde un narrador omnisciente, que fuese contando diferentes pasajes de una manera muy anónima, sin meterse mucho en cada personaje y sencillamente relatando lo que les pasaba. Pero entre todos estos personajes que tenía apuntados en la libreta, tenía esta chica que trabajaba en un hotel y lentamente empezó a coger color, le puse el pelo castaño, los ojos castaños, la vi una mujer muy guapa, delgada y no sé, empezó como a tener fuerza. Cada vez más fuerza. Y después de varias pruebas con el texto empecé a escribir, incluso la primera vez que empecé a escribir con Carmen, la escribí en primera persona pensando que podría y no podía. Se me bloqueaba mucho la máquina de escribir. El hilo mental de una mujer no acababa de pillarlo a nivel de monólogo. Ya ves que yo cuando escribo sobre hombres tiro millas y tengo mis ideas de cómo pensamos, porque lo tengo muy claro. Y además he sido escritor de diarios durante muchos años de mi vida, entonces no me cuesta soltar esta perorata de ideas y de monólogo interior. Pero claro ponerme en el pellejo de una mujer y pensar, por ejemplo, lo que opina de un tipo pues no tengo nada en contra de decir que un hombre es guapo pero a mí no me salía bien. Esas palabras a mi no me saldrían como a una mujer. Entonces ahí saqué un poco el oficio, entrevistas, hablar del personaje con mi editora, con mi novia y con todo el mundo. Lentamente hice el oficio de transmutarme y de conseguir que fuese una mujer creíble. Yo la doté de un carácter muy completo y yo quería que ella fuese una persona que tiene una sangre fría innata, y que no la haya tenido que utilizar jamás. Le han pasado cosas, además, muy perturbadoras en su vida. Está muy cerca de su propio límite por la situación que le ocurre con su familia. «La Caja» la lleva más allá de ese límite y termina convirtiéndola en lo que pasa al final del libro. Es un personaje brutal.

P: Tanto ella como Dave son contrapuntos de la figura de un héroe

Mikel Santiago: Pasan muchas cosas a la vez como siempre pasa cuando escribes un libro. Un libro al final te acompaña durante varios años de tu vida. Durante esos años, a ti en tu vida te van pasando cosas, y yo creo que eso termina también imprimiéndose en todos los libros. «Tom Harvey» era un tío que yo necesitaba desesperadamente en aquel momento de mi vida, y creo que Carmen ha sido una persona que yo necesitaba desesperadamente en un momento de mi vida. ¿Por qué?. Porque cuando yo tenía la premisa y tenía mi isla, ya tenía mi escenario de horror pero la novela trata de la supervivencia. Trata de la resistencia. Y a mí me han tocado unos años un poco duros y he tenido que ver la resistencia delante de mis ojos. Entonces para mi, Carmen fue como el vehículo de esa resistencia y de lo fuertes que podemos llegar a ser. Y lo solté a través de ella y de Dave. De esas heridas, de estar en una cama y tenía que darle un cheque en blanco a mi cabeza para que lo soltase. Lo hice en este libro, que a veces son testimonio también de los autores.

P: El libro está repleto de referencias audiovisuales

Mikel Santiago: Me acuerdo que, en determinada ocasión, estuve en un hotelito en un pueblo que podía ser St. Kilda en Escocia. Era un bed&breakfast y había varios camareros de diferentes nacionalidades trabajando allí. Y cuando llegaba la noche y tenían que recoger se ponían los «Gipsy Kings», y aquello era una fiesta. Me gustó aquello del fiestón ardiente en un lugar perdido y con aquella música, además era un ritual. A mi los «Gipsy Kings» no me hacían mucha gracia pero estuve pensando en algo así como «pasadito», y este año por cosas de la vida he empezado a investigar a los «Bee Gees», y cuando terminaba la novela me encantaban y tuve un momento fan total, que a todos nos pasa a veces que tenemos esos meses de fan total y me pasó con los «Bee Gees» y con el libro por medio. Así que ya está.

P: Evidentemente hacía falta esa distensión, porque toda la historia genera una claustrofobia brutal

Mikel Santiago: Ha quedado así. Hay gente a la que no le ha gustado y que no ha disfrutado con la sensación de claustrofobia, soledad y angustia de la isla. Hay gente que iba buscando a «Tom Harvey» y un paisaje idílico. Los lectores que empezaron conmigo y con «Tom Harvey», se han dado de bruces con este libro. Pero yo necesitaba contar esta historia. Esta historia es una historia claustrofóbica. Es una historia que casi es la claustrofobia de un hospital. Entonces tú tienes que pintar tu libro pero en realidad la historia que ocurre dentro del libro es dura. Es una historia de salvación y es incómoda. Es vertiginosa, rápida y tiene cierta esperanza en algún lado pero no mucha. Es una historia muy oscura. Es la historia más dura que me ha salido jamás pero he sido honesto conmigo mismo. Era el libro que tenía que escribir.

Mikel Santiago durante nuestra entrevista. Fotografía de Carlos Freire.
Mikel Santiago durante nuestra entrevista. Fotografía de Carlos Freire.

P: Pero esa claustrofobia también ayuda a llegar con más profundidad a esa parte reflexiva que también provoca el libro, de pensar qué haría si estuviera en la posición de esos personajes

Mikel Santiago: En eso soy bastante ingenuo como escritor. No tengo una gran estrategia a largo plazo sobre mis novelas. Siempre voy escribiendo lo siguiente que me hace ilusión, que me enamora y «Tom Harvey» fue así.  De venir de dos thrillers muy psicológicos, de repente me enamoró la idea de ir al sur de Italia y hacer algo en plan «Ágatha Christie» con personajes sofisticados y ya está. Y lo hice. Encajó muy bien, la verdad. Y ahora tenía ganas de cambiar de tercio, y entonces yo creo que un escritor, en ese sentido, no sé si tiene que tener una buena estrategia, igual dentro de unos años estoy tocando aquí la guitarra en la calle porque no tuviera una buena estrategia. Pero yo creo que tienes que ser natural porque para mí crear es algo más que un trabajo.

P: ¿Cuando es tiempo de libros y cuando es de la música, porque también eres músico de blues y rock?

Mikel Santiago: No sé. Yo he escrito canciones y sí que es un estado mental diferente. Las mejores canciones yo creo que te salen herido de muerte o de fiesta con tu banda tocando la noche en el local. Para mí escribir es situarme delante del ordenador y llegar a un punto en mi cabeza en el que la historia empieza a suceder otra vez. Normalmente suelo releer lo que he escrito el día anterior. Me voy como metiendo y metiendo, y llego a un punto o a varios en los que estoy en la historia. Ahí es donde me divierto, mis personajes hablan y no estoy tan atento a la escritura, por ejemplo. No veo las frases y no estoy en el proceso, estoy divirtiéndome y estoy como un niño jugando. Para mí ese es el punto bueno en el que puedo sacar mil o dos mil palabras en un día, y que muchas veces más también pero el ángulo normalmente es correcto. Cuando has estado divirtiéndote, casi seguro que tienes algo muy bueno que sacar de ahí. Yo creo que es vital llegar a ese punto de diversión. Cuesta mucho trabajo divertirse, yo lo diría así. Escribir es eso, tú te tienes que sentar todos los días, ponerte y ponerte hasta llegar a ese punto de diversión. Lo disfrutas cuando estás, y después sales de ahí y te enfrentas a la vida y al mundo real.

P: En «La isla de las últimas voces» hay reflexiones tan duras como: ¿Hasta qué punto debemos destrozarnos la vida por alguien que está en la recta final?

Mikel Santiago: Ese pasaje me salió como si fuera un ensueño. Hay varias historias que se cuentan en el libro que las plantea como pequeños relatos. Me gusta mucho hacer relatos y de vez en cuando hago relatos, pero no los publico porque todavía no hay interés, quién sabe el día de mañana si igual se pueden sacar. Sigo haciendo relatos, y relatos muy cortos. En el libro hay dos cuentos terribles, y realmente yo me sorprendía de las ideas que se me iban ocurriendo, y concretamente con este que mencionas, yo estuve dudando si incluirlo o no porque me parecía muy heavy. E incluso algunos lectores me han dicho que tire del hilo de esa historia para otro libro.

P: Si «La Caja» es el catalizador de las emociones de los personajes de la historia, ¿cual es el de nuestra vida diaria?

Mikel Santiago: «La Caja» de tu vida diaria puede ser una enfermedad que te llega, y que esa enfermedad que no te la esperabas hace que tú, de repente, te des cuenta del valor de las cosas que te rodean y de las personas que te rodean. Empiezas a darle más importancia a algo, o menos o tomes grandes decisiones que llevaban esperando mucho tiempo, y que saques una fuerza que no sabías que tenías. Y que seas un valiente en situaciones en las que te cagarías si te las cuentan. Las cosas llegan en la vida como «La Caja», llegan cuando les apetece y nos trastocan todos los planes, y ahí es donde sacamos pecho y tenemos que convertirnos en lo que no somos. Hay que tirar para adelante. Entonces, no tiene porqué ser un avión que aterriza de emergencia como me pasó a mi una vez, que encima no me gusta volar y me tocó un aterrizaje de emergencia. O que te pase como un surfista que yo conocí que se quedó en alta mar en el sudeste asiático durante más de 15 horas perdido en el mar de noche, y sobrevivió. Situaciones superlímites como las que también se hablan en el libro. Nosotros vivimos pomposamente, tenemos una sociedad del bienestar y a veces, la vida da la vuelta, nos da la cara y está ahí. Está esperándonos y somos más valientes de lo que pensamos.

P: El libro no tiene esperanza, pero si da certeza de la fuerza que no sabemos de dónde sale pero resuelve esas situaciones límite

Mikel Santiago: Somos más grandes de lo que pensamos. Todos. Muchas veces estamos arrugados como Carmen o nos metemos debajo de la mesa, pero si nos arrastran al final o al borde del abismo podemos sacar esa fuerza, que si la conociésemos desde el principio muchas veces nadie nos soplaría. Si tú estuviese dispuesto a llegar al final, con todas las consecuencias de la vida, mucho antes no te tendría que arrastrar nadie hasta tu límite si les pones las cosas claras a alguien directamente. Lo que pasa es que le tenemos tanto miedo a las consecuencias. Eso es lo que pasa en este libro. Es como ese miedo a no querer dar ese paso por lo que pasa después. Pero finalmente cuando estás en el borde, es que lo das. Y lo das bien dado.

P: Y tú que eres una cabeza de chorlito, ¿cual será tu próximo proyecto?

Mikel Santiago: Después de vivir en el extranjero, tengo un pique conmigo mismo. Un desafío personal. Llevo cuatro novelas ambientadas fuera, me lo he pasado muy bien con ellas pero ahora tengo ganas de dar otra vuelta de rosca. Y es demostrarme a mi mismo que puedo crear una historia, un thriller en ese lugar que conozco, con los personajes que conozco. Sinceramente creo que a los lectores les gusta que ambientes cosas cerca de ellos, que las conozcan y si eso me va a servir para llegar a más gente o para conectarme mejor con la gente, no tengo ningún problema. Puedo cambiar perfectamente la ambientación, pero principalmente «El mal camino», por ejemplo, es una novela que ocurre en la Provenza, pero «El mal camino» podía haber ocurrido perfectamente en el interior de Vizcaya. A efectos de lo que ocurre en el libro,  lo que la ambientación aporta en una novela es una esfera social muy parecida a lo que tienes cerca, y no hay porqué sacarlo tan fuera. Elegir un escenario como Escocia te obliga a una documentación y a ciertas cosas que, desde luego, aprendes mucho y te lo pasas muy bien pero llega un punto que te apetece tener un escenario que puedas reutilizar. Que el escenario no tenga que ser un personaje per se, como han sido en las primeras novelas con Irlanda o la Provenza y parece que ese escenario se comía casi parte de la novela en protagonismo. Vamos a intentar buscar algo neutral a nivel escénico.

Mikel Santiago firmando nuestro ejemplar de "La isla de las últimas voces". Fotografía de Carlos Freire.
Mikel Santiago firmando nuestro ejemplar de «La isla de las últimas voces». Fotografía de Carlos Freire.

Estamos convencidos que este próximo reto literario que nos adelante el propio Mikel Santiago ambientado en su tierra, va a ser un descubrimiento de esos que hace que la lectura sea un placer único, y que resulte realmente positivo para hacer pensar al lector, ya que el autor siempre trabajo con esa arma tan vital para llegar a una personalidad propia, y por consiguiente a un éxito estable como es la sinceridad. Expectantes estaremos a conocer esa aventura. Mientras recuerden disfrutar de la lectura de «La isla de las últimas voces».

Si queréis escuchar la entrevista con Mikel Santiago, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

https://www.ivoox.com/entrevista-mikel-santiago-la-isla-las-audios-mp3_rf_30114144_1.html

 

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